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El primero de marzo llegué a Arequipa a quedarme definitivamente después de haber trabajado 5 años fuera- Era un día especial porque era el cumpleaños de mi hijo mayor. Era viernes y el 1 y 2 tenía programada la actividad en Runachay. A la mañana siguiente muy temprano me levanté por la mañana y la primera persona con la que me encontré fue Valeria. Con ella tomamos un taxi y nos fuimos hacia el hospedaje donde estaba Cynthia que había venido desde Cañete para esta actividad. Ahí también estaba esperando nuestro amigo Will y los 4 nos fuimos en el mismo taxi hacia el terminal de minivans que salen a la Joya. Era el punto de encuentro y fueron llegando los amigos. Algunos venían desde Tacna, otros de Puno y otros desde Cusco. Algunos se adelantaron hacia la Joya y cuando estuvimos todos salimos con un poco de retraso tras de ellos. En la Plaza de la Joya casi inmediatamente encontramos una movilidad que nos llevaría hasta Runachay. Llegando, lo primero que hicimos fue una dinámica y una meditación con la que procuramos darle un sentido espiritual de renuncia de lo material a la práctica. Luego nos presentamos, y luego jugamos “charada” un clásico ya en nuestras reuniones. Todo esto lo hicimos en un espacio donde hay una ramada y dos tablas que hacen de bancas largas donde también almorzamos. Las 6 primeras imágenes son de esos momentos. Luego del almuerzo. Quisimos ir al riachuelo pero había un problema no podíamos ir nudistas todo el camino porque había que pasar la propiedad del vecino. Por eso decidimos subir por la ladera de la quebrada. Nos tomamos unas bonitas fotos grupales a la mitad de la subida, los que llegamos porque algunos se quedaron más abajo y solo 4 llegamos hasta la parte alta donde empieza la planicie con sus campos de cultivo. Desde allí se puede ver todo el valle. Las últimas fotos son del camino de retorno con Valeria y Jeff quienes nos quedamos hasta el final.


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