LA CONSTELACIÓN DEL COYOTE. (Patreon)
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Quiero empezar diciendo que a lo largo de la historia se han contado muchos mitos para explicar las constelaciones, siendo este procedente de la tribu Wasco (que se asentaban en la actual California) uno de mis favoritos. También quiero recordar, que al ser un mito trasmitido oralmente entre generaciones, existen diferentes versiones de este, y que esta que os voy a contar es sólo una de tantas (esto siempre lo voy a recalcar por si encontráis una versión diferente a la que yo escribo):
Un día, un coyote paseaba por el campo cuando se encontró a sus amigos lobos sentados mirando al cielo.
“¿Por qué estáis todos aquí sentados, mirando al cielo?, ¿qué estáis mirando?, ¿qué está pasando?” preguntó intrigado el coyote.
“No es asunto tuyo”, contestó uno de los lobos. (Se ve que los lobos eran unos maleducados).
Aún así, el coyote decidió sentarse con ellos y mirar al cielo, sin entender nada.
“¿Pero que estáis mirando?” volvió a preguntar el Coyote.
“Nada” replicaron los lobos, que siguieron mirando al cielo.
Pasó muuuucho rato, ninguno se movía, todos seguían mirando al cielo, por lo que el coyote aburrido decidió levantarse e irse.
Al día siguiente, el coyote volvió al lugar y se encontró otra vez con los lobos mirando al cielo.
“¿Que narices estáis mirando?, ¿os pagan por mirar al cielo o que?” preguntó el lobo desesperado.
“Venga vale, vamos a contárselo” dijo uno de los lobos.
“Estamos viendo a dos misteriosos animales que están ahí arriba, en el cielo” contestó otro de los lobos.
“Hhhmmm, animales misteriosos, que interesante, vayamos hasta allí para ver que son” sugirió el coyote.
“¿Cómo vamos a llegar hasta allí?” preguntó uno de los lobos.
“Primero, con mi arco y mis flechas, dispararé a esa pequeña estrella que está cerca de los animales” se jactó el coyote. Todos los lobos se rieron.
El coyote empezó disparar flechas al cielo, con TAN BUENA puntería que cada flecha que lanzaba le daba a la anterior, creando así una cadena de flechas desde el cielo hasta donde se encontraban. Los lobos dejaron de reírse.
“Ahora ya podemos subir a ver a los animales, síganme” dijo el coyote.
El coyote y los lobos subieron por las flechas, lo cual les llevó muuuuchos días y muuuuuchas noches, pero cuando finalmente llegaron a su destino, descubrieron que los dos animales misteriosos que miraban los lobos eran osos grizzly.
“No se acerquen demasiado a los osos, podrían enfadarse” les advirtió el coyote a los lobos.
Los dos lobos más jóvenes, haciendo caso omiso al consejo del coyote, decidieron caminar hacia los osos y sentarse a su lado para observarlos mejor, acto seguido los dos siguientes lobos más jóvenes hicieron lo mismo, y finalmente al comprobar que era seguro, (que los dos osos iban en plan chill y que no atacaban a los lobos) el lobo más viejo se acercó al lugar y se sentó allí en silencio mirando a los osos, estos a su vez también se limitaron a mirar a los lobos (vamos, cero violencia aquí).
“¡Qué bonita imagen!, creo que los dejaré así para que cuando las personas los vean desde la tierra piensen en mí, y en que hice esa preciosa imagen para ellos” dijo el coyote.
En ese momento, el coyote decidió irse, llevándose con el todas las flechas a medida que avanzaba hacia la tierra. Una vez allí, admiró su obra* y volvió a casa, dejando allí a los pobres animales abandonados para toda la eternidad. En casa se encontró con una alondra.
“Cuando ya no esté, diles a todos que cuando miren al cielo y vean a las estrellas organizadas de esa forma, que fui yo quien lo hice. Que eso es fruto de mi trabajo” dijo el coyote.
Por lo que hoy en día, las alondras (y yo) son las encargadas de trasmitir esta hermosa historia a todos los humanos que quieran escucharla.
*La obra creada por el coyote es la conocida como constelación del Carro, donde el asa son los tres lobos y el círculo son los dos lobos más jóvenes junto con los osos.
Y colorín colorado, que bonita constelación nos ha quedado.