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Gracias al trabajo de @guillerikko, este texto tiene opción de "audiolibro".

En 2019 HBO estrenó su nueva versión de Watchmen, la secuela a uno de los cómics, o novelas gráficas, o el nombre que tú prefieras para dibujitos en secuencia, pero que era una secuela a una de las grandes obras maestras de la ficción contemporánea. En un cara a cara no aguanta un asalto, básicamente porque Watchmen sacudió la cultura popular y esta serie no pone nuevas ideas sobre la mesa, pero eso no significa que sea mala. No está mal dirigida, la banda sonora de Trent Reznor tiene temazos y el tercer episodio tiene una estructura simétrica que rinde homenaje a la obra original. Pero no vengo a hablar de eso; vengo a hablar sobre cómo termina, así que spoiler. Watchmen dedica todo su metraje a hablar sobre las formas en que el fascismo y el racismo han sobrevivido a la Segunda Guerra Mundial y cómo empapa tantas facetas de la sociedad que resulta casi imposible extirparlo, y entonces, en su último episodio, reúne a todos los nazis y filonazis en una sola habitación y les cose a tiros. Problema resuelto, digamos todos adiós al racismo y el antisemitismo. Por supuesto, el mundo es más complicado, e igual que matar a Osama Bin Laden no acabó con el terrorismo islámico, matar a un puñado de cabezas visibles no va a borrar el fascismo de la Tierra. Con todas sus pretensiones de grandeza, Watchmen, la de HBO, sigue tratando los problemas estructurales como cosa de sujetos concretos, lo que los ingleses dicen las “manzanas podridas” que, si te las quitas de en medio, eliminan el problema.

Arcane es una serie basada en League of Legends, un videojuego de ordenador gratuito donde dos equipos de cinco jugadores se destruyen, insultan, humillan y también compiten a ver quién logra derribar la base enemiga. Uno de sus personajes es una nekomimi con cola de zorro y un profundo escote. Otro es una pirata con dos pistolas tan grandes como su profundo escote. Otro es un hombre rata. Normalmente, cuando pensamos en adaptar un videojuego, pensamos en términos literales, y cuando dijeron que iban a basar una serie en League of Legends, la primera pregunta era qué demonios iban a sacar de ahí. Cómo encajas este sinsentido de gente derribando torres y teletransportándose a la base para comprar botas, cómo conviertes un título puramente competitivo sobre esbirros kamikaze y setas invisibles en una narración mínimamente interesante. La película de Super Mario Bros permanece ahí como un ejemplo eterno de lo difícil que puede ser: ellos lo intentaron, y míralos. Quizá Mario sólo puede existir como una abstracción jugable.

Bueno, resulta que lo que haces es dejarte de tonterías y contar una buena historia.

Arcane es más que una serie basada en League of Legends. Lo trasciende, existe sin necesidad de su fuente. Sí, ocurre en Runeterra, y sí, sus personajes existen dentro del juego, pero el punto de partida no ha sido convertir el gameplay en historia sino ver la historia tras el gameplay. Resulta que League of Legends tiene una mitología vastísima y que cada personaje es un drama esperando ser escuchado. Bien. Centrémonos en eso. Sería fácil asumir que Arcane es la historia de cómo Jynx pasa a ser Jynx, la ADC que puedes desbloquear por una cantidad equis, que cerrase con Jayce agarrando su martillo y recibiendo la llamada de alguien que le hablase sobre la Grieta, que fuese una excusa para cerrar y decirte “mira, si te gusta esto, hay más en League of Legends”.

Arcane es una historia sobre problemas estructurales.

El arranque es engañoso. La historia se centra en unos pocos personajes, en orden Jynx y Vi, luego Jayce y Viktor, finalmente Ekko, Heimerdinger y Caitlyn. Las prioridades están claras y la serie sabe quién viene primero, que ante todo y sobre todo, la historia se cuenta en pares que encarnan la lucha por ascender (Vi y Jayce), desafiados pero capaces de abrirse un hueco, y la lucha por (sobre)vivir (Jynx y Viktor), abatidos por los golpes de la vida y en busca de una salida. Al principio todo parece juvenil: el villano, Silco, líder mafioso de los barrios bajos, tiene un ojo mutante, por si no te había quedado claro que era el malo, y es hermano de Vander, la figura paterna de Jynx y Vi. Los dos tienen un pasado difícil, y Vander una vez casi mató a su hermano. Vale, un intento por hacernos simpatizar. Al final del primer acto de tres episodios, ocurre un accidente horrible y Vander, desesperado, se inyecta una sustancia tóxica capaz de convertirlo en un monstruo para intentar salvar lo poco que aún tiene. Dramatismo juvenil, una forma burda pero clara de subir la tensión y dar un fondo traumático a sus protagonistas. OK. En algún momento acabarán con Silco, dirá unas palabras sobre sus sueños y todos nos preguntaremos si en realidad el monstruo somos nosotros, pero después llegará la paz a los barrios bajos y Jynx se irá a hacer de las suyas porque el mundo no la comprende o algo del estilo.

Pero esta serie no va de cómo Jynx acaba siendo Jynx. No, al menos, en términos de League of Legends y el ADC que puedes comprar por una cantidad equis. Va de quién es ella, Jynx y el resto de personajes. De niña es pequeña y su actitud la empequeñece, se refugia en su cuerpecito y puedes verle los dientes, como si siempre se mordiera. A veces, Jynx se retrotrae y vuelve a ser vulnerable, pequeña, levanta el labio y parece que se mordiera la boca. Hay acting en Arcane, y más allá de las leyes de la animación, sus personajes revelan partes de sí mismos en gestos sutiles. He escuchado a unas cuantas personas decir que su escena favorita es una pelea entre Jynx y Ekko, y lo comprendo: tiene energía, la música suena a todo volumen, la animación estalla en un juego de siluetas y contrastes a cámara lenta. Pero a mí me gusta más lo que viene inmediatamente después: una niña asustada que se refugia en su cuerpecito y a la que podemos ver los dientes. Los personajes son el centro de la historia, y a su alrededor el mundo se extiende en todas direcciones, más complejo de lo que un sujeto pueda cubrir, siempre escapándose por muy poco de tu alcance, una red de relaciones y contraposiciones que pone planes en marcha sin que nadie lo busque. No diré qué ocurre al final de la serie, pero no es el final, e incluso si lo fuera, no es un cierre. No hay una sala llena de personas-problema que puedan resolverse a tiros; en todo caso, hacerlo empeoraría la situación.

Silco ni siquiera es el villano.

Porque no hay un villano en Arcane. Hay problemas, desde luego, pero sus guionistas entienden que el trauma no se resuelve en una tarde y las motivaciones son complejas, que cada uno tiene sus planes y los persiguen porque sienten que es la solución a todo. La historia crece sin prisa pero sin pausa en actos de tres episodios y, cuando llega el final, no hay una única solución. Silco podría irse y no cambiaría la miseria de los barrios bajos, o podría triunfar y no cambiaría el sufrimiento que causa. Jynx podría volver a ser Powder, aquella niñita inocente, pero no borraría sus traumas y precariedad. Los prejuicios, la ceguera de quienes viven bien y cierran los ojos a los problemas de la ciudadanía, el egoísmo de quienes buscan resultados a toda costa, son ideas humanas, reales, vigentes en un momento donde los milmillonarios hablan de conquistar Marte mientras hay gente que no puede pagar el alquiler. No voy a decir que Arcane sea The Wire, pero su consciencia de las complejidades de esta, nuestra sociedad, y cómo tantas cosas parten de los sujetos para expandirse hasta convertirse en algo abstracto, intangible, que permea hasta ser un hecho en sí mismo, no es una que esperaría encontrar en una serie salida de un videojuego sobre nekomimis luchando contra hombres rata.

Y se ve de puta madre. Sí, por supuestísimo, la animación está a otro nivel y el primer instinto es compararla con Spiderverse hasta que recuerdas que esa era una película de apenas dos horas y esta es una serie de nueve episodios, cada uno de casi 50 minutos. Es salvaje y no hay nada ahora mismo que se le pueda comparar, y a la energía de su animación se suma un gusto por lo estético, por la narración visual, que convierte cada plano en una pieza de concept art. No hay una sola imagen fea en todo este metraje, nada que no puedas utilizar como fondo de pantalla. Seamos claros: hay un antes y un después de Arcane. Pero la estética es sólo una parte; la estética no pone los pelos de punta cuando llega una gran escena, no hace que estés al borde de tu asiento en el clímax de un conflicto. Arcane podría haber sido sólo eso, una serie brillantemente producida pero que cuenta una historia normalita. Estamos acostumbrados, y todavía hoy sostengo que las mejores adaptaciones de videojuegos son Warcraft y Detective Pikachu. Ninguna es buena.

Porque Warcraft explica y transforma la historia tras, en fin, Warcraft. En algún punto terminaría con “y ahora pasamos a los videojuegos, donde está la acción de verdad”. Detective Pikachu es fanservice y grupos de Loudred haciendo dubstep para ocultar una historia normalita sobre la familia que no me atrevería a llamar “película de misterio”, pero supongo que lo es porque no queda más remedio. Arcane no es una serie sobre League of Legends más de lo que La Visión de Tom King es un cómic sobre Los Vengadores: es una serie fantástica con temas muy interesantes que, además, ocurre en ese mundo. No se deja lastrar por sus ideas sino que, al contrario, las utiliza como base para construir algo nuevo, capaz de cobrar vida propia y superar su fuente. No soy yo quien se ha fijado en que Vi antes lucía como una Barbiey ahora parece una boxeadoraque podría partirte la cara sólo con mirarte. Jynx antes era una Harley Quin con una gatlingque servía para traer energía, pero ahora es un personaje cuyo desarrollo quiero seguir. Porque Arcane puede desarrollarse. Hay algo aquí, una historia que merece ser contada, un conflicto sin solución fácil, unos personajes llamativos.

Al final de eso iba hacer una buena película sobre videojuegos.

Sobre hacer una buena película. O, en este caso, serie.

Comments

Anonymous

Me subí a este barco sin muchas perspectivas porque, todos sabemos cómo suelen ser las adaptaciones de videojuegos (fui quién propuso aquel vídeo sobre las adaptaciones fílmicas del videojuego) y vaya, estoy aún asimilándolo. Soy padre de dos niñas y lo que me pone los pelos como escarpias son las frase "No hay perdición mayor para un padre que una hija" y "Eres perfecta" (aunque esté como una regadera). Y luego, luego está la disyuntiva entre el mantenimiento del statu quo y el progreso, que es el motor de la trama y de buena parte de los personajes. Resumiendo: ¿Alguien ha tomado la matrícula del camión que me arrolló?

Lucrel Von Eyvon

Es una serie que te atrapa y fascina como pocas. La animación era como estar viendo alguno de los mejores cortos de love death and robots pero que no deja de darte mas y mas y cuando crees que va a parar mete el turbo. Y el como han convertido a los personajes en personas "plausibles" dentro de su mundo es una genialidad. Lo que no hagan los franceses... El uso del color, de las "lentes" de cámara (!EN UN DIBUJO!) es tan jodidamente expresivo que me deja sin palabras. Hasta pequeños detalles como la arquitectura de la ciudad tienen peso narrativo, desde el obvio simbolismo del puente que separa las 2 ciudades hasta los detalles de las vidrieras que en la ciudad alta están compuestas de líneas rectas y en la ciudad baja se componen de líneas curvas y orgánicas (si, me fijo en las puñeteras ventanas, que se note el diseñador de interiores que nunca llegué a ser) Hay tanto detalle y esta todo tan bien medido que da vértigo. Aunque no tanto vertigo como la gran cantidad de material que tiene el lore de Legue of Legends para extender la serie u hacer otras. Porque según la linea temporal "oficial" esto sucede pues casi en lo que llamaríamos presente, estamos ante el primer acto del conflicto que llevara a la creación de la liga de las leyendas. Atrás quedan 4 guerras rúnicas, el alzamiento y caída de shurima, de las islas de la sombra etc etc... Solo espero que algún día miremos atrás y esta serie sea una pequeña parte de un universo audiovisual, como el de marvel, pero obviamente al nivel de lo que hemos visto en Arcane.

Anonymous

Me hice patreon solamente para leer esta nota, me estaba volando la cabeza que todos los medios de cine y series que sigo, ninguno estaba hablando de arcane y todos estaban hablando de la remake de cowboy bebop. Leer esta nota le hizo bien a mi salud mental. Tkm dayo