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No sé mucho de DC. He leído algunas cosillas, los clásicos, sobre todo de Batman: Largo Halloween, La Broma Asesina, Asilo Arkham, El Regreso del Caballero Oscuro, y luego All Star Superman, aquél número de La Liga de la Justicia de Grant Morrison en que descubren un universo habitado por versiones malignas de ellos mismos y casi que ya. Les conozco por las películas, por la serie de Batman y por osmosis cultural. El reparto de Injustice 2, para mí, es un escaparate de rostros desconocidos y personajes que parecen contrapartidas de Marvel, aunque seguramente sean anteriores. Quizá no, o sólo algunos, los cómics son algo complicado. La cuestión es que Darkseid es un luchador descargable, y no tenía ni idea de quién era él hasta que apareció en un gameplay. Por curiosidad, y porque me gusta mucho cómo hacen las cosas los de Nether Realm, y mira, aquí no soy yo quien tiene que dar excusas, pero me vi los 20 minutos y 47 segundos de un vídeo mostrando las variaciones de diálogos antes de un combate. Darkseid habla con severidad; no dice, declara. No condesciende ni parece subestimar a su oponente cuando dice que triturará sus huesos hasta hacerlos polvo. Va a pelear, es serio, pero eso no quita que esté por encima. Mientras que los demás adoptan poses de combate, él cruza las manos tras la espalda mientras espera.

El mensaje está claro: no puedes con él. No lo intentes.

Al Darkseid de La Liga de la Justicia de Zack Snyder le dan una paliza y tiene que batirse en retirada porque casi le matan en un flashback. Se habla mucho en esa película; es normal, porque dura casi cuatro horas, pero apenas hay acciones que den peso a esas palabras. Steppenwolf, el subalterno de Darkseid, se dedica a hablar y a exponer su pasado y sus motivaciones, pero eso no influye en su personaje. No hay gravedad en él, una duda en su gesto cuando procede o ímpetu en su tono cuando defiende su búsqueda. Hay escenas de diálogo y escenas de acción, y mientras él habla, en todo lo que pienso es que alguien se pasó humanizando sus ojos y que, por momentos, parece un cachorrito a punto de llorar.

Ya decía Nerdwriter que el problema de Zack Snyder es que va al momento sin pensar en la escena. La película tiene casi media hora de metraje a cámara lenta y una barbaridad de momentos climáticos con poco o nada que los precedan. Por suerte, entre esos momentos se cuenta uno de Aquaman bebiendo una botella de ron, o quizá whisky. Yo qué sé, no bebo alcohol, pero Dios bendiga a Jason Momoa y sus abdominales. Tantísimos triunfos son una oda a poquita cosa, al descubrimiento de lo evidente, un remate para terminar de masticar lo que ya se había dicho. Mientras tanto, Steppenwolf sigue hablando con esos ojitos de soñador.

Y de verdad que es una pena, porque esta película como evento me parece una cosa tremenda. Ha nacido de los gritos de un grupo muy concreto de fans que, durante años, han insistido en que esto debía existir: una versión de La Liga de la Justiciaque enmendara errores y la hiciera ascender a la excelencia que merece. Y, tras tanto tiempo soñando, terminaron creyéndoselo. Y ahora está aquí, no porque quieran seguir con el proyecto, que para algo la cinta no es canónica, sino porque vivimos tiempos extraños. No recuerdo nada igual, que haya nacido para dar la razón a unos pocos sobre algo que a la mayoría nos importaba nada en absoluto. Y, ahora que Zack Snyder ha tomado las riendas, se han rodado nuevas escenas, reutilizado viejas, y esta es su obra íntegra y artística respetando su visión desde el primer hasta el último fotograma, es una pena que sea algo tan abotargado, tan épico en escala y minúsculo en impacto. No había visto La Liga de la Justicia, así que no sé en qué la cambia o mejora, pero no es suficiente. Y sé que no se lo ha puesto fácil: tiene que presentarnos a Flash, Cyborg, Aquaman y, además, seguir con Batman, que no ha tenido una película propia, y Wonder Woman, que sólo ha tenido su historia de origen. Pero no diferencia lo importante de lo secundario. Cyborg es un hacker, pero la cámara lenta nos frena en un partido de fútbol americano. Flash acaricia con la mirada de un acosador a una chica que, me dicen, es la mujer de su vida, pero ni siquiera sabemos su nombre. Al menos Miles Morales se molestaba en ponerle la mano en el hombro a Gwen y decirle “hey”.

Aquí no hay química. No hay sujetos sino objetos, personajes-autómata que dicen sus frases para que avance la acción sin que importe quién lo hace. Cyborg habla como Wonder Woman, que habla como Batman, que habla como Superman. El único que se salva es Flash, y no por casualidad él da los mejores momentos de la película: los únicos con carácter, con sentimiento, con un protagonista. Mientras que los demás quieren ser guais, Flash se permite ser idiota, incómodo. Te basta un vistazo para saber cómo funciona Spiderman Noir en Into the Spiderverse, pero aquí lo que sabemos es que Cyborg puede alterar el mercado de valores con sólo pensarlo. Y entonces lo hace. Para ayudar a una sola persona. Podría reescribir las reglas del mercado, redistribuir el dinero o cualquier otra cosa; podría tener el debate interno de qué hacer, saber que, con todo lo poderosas que son sus armas, su conocimiento de la tecnología es aún más valioso, pensar en cómo será el mundo cuando hayan vencido al malo y prepararlo para ser mejor.

Pero no. Habla. O, más bien, le cuentan.

Obedece.

Y, mientras tanto, el villano busca lo mismo que Zod en El Hombre de Acero: terraformar el planeta. “Ah, shit, here we go again”. Steppenwolf llama “amazona” a Wonder Woman pero, a pesar de que ha matado a casi todas (¿todas?) sus hermanas, no hay una relación. No le pica, no habla sobre cómo gritaron antes de morir, Diana no tiene pesadillas que le atormentan. “Amazona”. Cámara lenta. Ojitos.

Mi gran decepción cuando vi Sucker Punch no era tanto que fuera mala sino que era aburrida. Aquí estaba, la película más Zack Snyder de cuantas habían zacksnyderado: una cinta en la que una mujer lucha contra samuráis gigantes que portan gatlings, donde hay dragones surcando el cielo de un campo de batalla atrincherado con tecno-nazis. Pacific Rim será hortera, pero cuando el robot pega al malo con un barco, tienes dos opciones: gritar “¡SÍ, JODER!” como si fueras un niño pequeño o no saber apreciar los buenos momentos de la vida. Las escenas se suceden sin ritmo y las tortas vienen y van sin que haya jugo. El único momento donde ocurre algo interesante, una vez más, lo protagoniza Flash cuando cree que puede pillar a Superman por la espalda, pero incluso con su poder, Clark Kent resulta ser más rápido. Él le mira. Flash tiene “oh, mierda” impreso en su cara. “Oh, mierda”, en efecto. Las tornas han cambiado, hay límites, no puedes hacer lo que quieras.

Steppenwolf golpea a Wonder Woman. “Amazona”. Tiene un hacha que parece salida de Unreal Tournament. No hay más.

La Liga de la Justicia de Zack Snyder es una obra que me causa una tristeza inmensa: es el canto de cisne que lamenta la pérdida de algo que valía mucho para pocos y poco para muchos. Zack Snyder seguramente quiso darlo todo. Puedo imaginarlo sonreír, pensando en sus escenas, escuchando canciones con los ojos vidriosos mientras concibe otro momento a cámara lenta. Respeto el proceso. Pero si esto es a lo más a lo que se puede llegar, quizá va siendo hora de buscar algo nuevo, y por eso es triste. Porque lo intentó con todas sus fuerzas y el resultado es lo que hay. No paro de pensar en cómo otros lo hacen mejor, y lo único que permanece en mi cabeza es Jason Momoa bebiendo entre las olas y los ojos de Steppenwolf. Cuando fui a ver Endgame, la sala no resonó con mil gritos cuando Capitán América cogía el martillo por nada. Había valor tras esa imagen. No sólo eso, sino que cambiaba la dinámica de la pelea: Steve se monta un tándem de martillo y escudo de puta madre que no dura ni medio minuto, pero maniobra. Gira, lanza y se marca fintas, los hace resonar para pillar a Thanos por la espalda. Puedes pensar en cómo seguiría y construir sobre sus bases y soñar. Aquí las prisas han matado al proyecto, y entiendo lo que es querer llegar a esos grandes momentos. Entiendo el deseo, ese anhelo de “lo van a flipar”, pero lo más difícil de escribir es que todos tenemos esos grandes momentos en la cabeza y ahora toca darles significado. Querías trepar esa montaña, pero ahora te toca recorrerla paso a paso. Qué ocurre en esta escena. Quién es este personaje. Por qué pasa esto. Cómo lo hacemos para llegar aquí.

Parece que la respuesta importa poco.

Darkseid es apalizado. No puedes temerle si casi pierde en el flashback. Al menos, eso creo yo; la cámara de Snyder parece tener otra opinión.

Comments

Ratchet

En los cómics Dakrseid es. En Zack Snyder Justice League Darkseid no es. (Referencia a Mister Miracle de Tom King)

Anonymous

La escena de Flash dándose cuenta de que Superman puede seguirle con la mirada estaba en la cinta original, no es un añadido Snyderiano

dayo

Aquí tengo una duda: Snyder dirigió parte y luego Whedon se unió, ¿No?

Anonymous

Pese a ser una película fallida, a mi, no me resultó pesada las 4h, eso si, es Snyder pura pa lo bueno y pa lo malo, también es que dice más el contexto que el texto de la misma.

Anonymous

No soy partidario de Zack Snyder, pero reconozco que esta película sí que me ha gustado. Da igual la película que cojas de él, no sabe desarrollar personajes, no sabes jugar con la narración y no sabe crear tensión. En esta película pienso como tú, que ha hecho lo mejor que ha podido, pero para lo único que es bueno es para crear planos muy bonitos visualmente hablando.