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Una de las decisiones más inteligentes de Capitán América: Civil War es aprovechar esa película para introducir a Spiderman. El hombre araña no sólo es un superhéroe perfectamente reconocible sino que ya nos han contado su historia antes, y tras las versiones de Sam Raimi y Marc Webb iba a ser cansino escuchar por enésima vez cómo una araña pica al bueno de Peter Parker. Homecoming es una película que da por sentado que ya conoces al yogurín y habla sobre cómo se cimenta en su posición de amigo y vecino. Sabes que lanza telarañas, trepa muros y tiene un instinto arácnido, sabes que es fuerte. Podemos saltarnos las presentaciones; vayamos directos a la cita. Cuando llega Spiderman: Un Nuevo Universo no sólo es un salto al vacío como probablemente no se haya visto jamás en la Historia de la animación sino que los orígenes de Peter Parker y los muchos otros espidermanes se repiten tanto que la presentación en sí casi se convierten en un chiste. La idea de que Pokémon pueda tener una adaptación de imagen real es una fantasía con la que muchos llevamos soñando desde nuestra juventud y lo fácil, lo esperable, habría sido que en esta primera película se nos introdujese al mundo, su mitología y que siguiéramos las aventuras de algún trasunto de Ash Ketchum para llegar a ser el mejor que habrá jamás. O un apocalipsis.

Milagrosamente, nada de eso ha ocurrido.

Detective Pikachu llega tumbando la puerta de una patada. Si eres de los tres o cuatro despistados que aún no saben qué es un pokémon, tienes un par de minutos para hacerte a la idea de cómo funciona esta evolución de la esclavitud, pero el tren ya está en marcha y más te vale darte prisa: Pokémon es un fenómeno mundial y o estás dentro o ni te molestes en saltar. Hay mucho en la factura de Detective Pikachu que parece haber nacido de la mente de un fan: la elección de Ryan Reynolds, quien ahora parece capaz de viralizar cualquier cosa y se permite algún toquecillo meta cantando ese “hazte con todos/es mi destino, mi misión” o toques más, por entendernos, “gamberros” con su adicción a la cafeína y sarcasmo sempiterno, era la única respuesta válida a no escoger a Danny DeVito en el papel de este Pikachu parlanchín y le da un toque memético, y Mewtwo no menciona nada de lo que ocurrió, pero es el mismo de aquella primera película del 98. Los pokémon están en todas partes, casi como gags de George Lucas para dar vidilla al paisaje, y no hay excusas ni formas nolanescas para ataviar en un pretexto realista que Pikachu pueda hacer impactrueno. Es un pokémon. Los pokémon tienen ataques. “Pikachu, impactrueno”.

Suficiente contexto.

La historia, la de un chaval que trabaja de perito hasta que descubre que su padre, un detective privado, ha muerto y que su pokémon, un detective Pikachu, no sólo está vivo sino que puede entenderle, es una muy sencilla y que no busca complicarse la vida. Con lo estúpida que pudiera ser Mewtwo Contraataca, al menos ahí se tomaban la molestia de frenar la acción durante su buen cuarto de hora para perfilar la psique y los motivos del pokémon más poderoso del mundo. Detective Pikachu arranca con Mewtwo mascullando “ellos están fuera” y desde ahí despega porque aquí, como en un shooter de los noventa, la acción no se detiene.

A pesar de que la investigación sea el pilar central de la película, descubrir por qué mataron al padre y quién ideó un extraño humo que enloquece a los pokémon, el guión prefiere pasar de situación a situación para darnos pequeños bocaditos que construyan el mundo o nos entretengan. Las pistas se revelan deprisa para ahorrar espacio: estás aquí para ver cómo se juega al juego de un Mr Mime cuando tienes que interrogarlo. No quieres que te hablen sobre los sombríos motivos de una organización oscura o que lancen una pista falsa que desvíe tu atención; tú has comprado la entrada porque quieres descubrir si Pikachu puede sobrevivir a un Charizard vengativo. Estás esperando a ver cuándo ese Psyduck explota. Si la escena no contiene un chiste o setpiece, entonces pasemos a la siguiente, que los pokémon gustan porque son coloridos y tiran chispas. 

Pero no basta con ese centelleo de objetos brillantes. Quizá si la investigación hubiera sido inherentemente atractiva, si se hubieran omitido algunas escenas de acción o espectáculo que no llevan a ninguna parte, se podría haber ganado algo; la película está ansiosa por mostrarse y ser vista, que notes que cree en su proyecto, que ahí tienes un pokémon y ahí otro y ese guardia tiene un Treecko acompañándole. Es una constante persecución de estímulos que no llega a agotar porque sabe dónde está la línea, pero si todavía no he dicho el nombre de ningún personaje es porque no me acuerdo de nadie y a la película tampoco parece importarle. Podría entrar en detalles más precisos sobre cómo un humano sobrevive al puñetazo de un Machamp y es capaz de levantarse, o hablar de lo absurdo que suena ver a Mewtwo, aquél monstruo capaz de dominar a una estampida de Tauros, de encerrar a un Alakazam en su propia energía, esforzarse para vencer a nadie, pero esos no son los problemas cuya solución nos darían una película mejor. Detective Pikachu es alegre y enérgica, es sincera y sencilla; tiene la actitud de un niño, pero los niños no son los mejores cuentacuentos. Le falta contundencia, interés humano, profundidad y un espíritu de descubrimiento y aventura. Rime City promete una unión jamás vista entre pokémon y humanos, pero la única fusión creativa es un grupo de Loudred haciendo dubstep. El resto es un formalismo esperable, el aspecto que debe tener el mundo pokémon, gente paseando Growlithe por la calle. Pero eso ya lo esperábamos. No hay mucho que descubrir o esperar, y a pesar de sus luces, de que sepa hacer de Psyduck un personaje y no sólo una molestia, que sea divertido ver a Greninja haciendo de asesinos silenciosos, le falta empaque.

De cuantos intentos he visto hasta ahora, la mejor película de videojuegos que recuerdo es Warcraft y no por buena, sino por no ser mala, porque puedo decir que entretiene y no me hace mirar al reloj. Detective Pikachu no es un fracaso, pero tampoco pondré la mano sobre el fuego para llamarlo “éxito”. Desde su anuncio he celebrado su existencia y cuando se anuncie la siguiente película ahí estaré, porque soy una persona horrible y quiero ver el mundo arder. Soy de los que quieren una Sonic: La Película con el diseño actual. Esperaba que esta película fuera tonta en el mejor de los sentidos, que me hiciera reír con su inocencia o que me mostrase algo que me catapultase de vuelta a la infancia. El resultado es un alumno dedicado, pero sin técnica, y si no he ahondado antes en las causas que hacen de Warcraft un “meh” es porque ni siquiera recuerdo los motivos. Algún día estos anuncios de películas adaptando videojuegos dejarán de ser una sorpresa y estaremos en la quinta secuela de alguna franquicia que empezó en una consola. Sólo espero que cuando llegue ese día tengamos algo para recordar.

Comments

Anonymous

Muy bueno, estoy dispuesto a darle una oportunidad a ver qué tal. Una cosilla, más que la evolución de la esclavitud, yo diría que es la evolución de las peleas de gallos.

dayo

Cierto, pero la contundencia de la esclavitud me parecía mejor para hacer esa interpretación "cómica".

Anonymous

No se, yo soy fan de la saga desde los inicios y sigo intentando completar la pokedex con lo de atrapalos a todos. Tal vez la película no esta hecha para todo el mundo, pero lo que ha logrado un pikachu furrado es sacarme una enorme sonrisa, y emocionarme con un simple pika pika... Cosa que endgame no consiguió uwu

Molk

https://twitter.com/pkmntitan?lang=es

Molk

dios sabe que me aburren ya los juegos de pokemon por el simple hecho de que no se han molestado nunca de entender que su publico del "vanila" creció, pero desde que he visto esto... P.D: va ha ser post-apocalipsis y "recobre mi amor por pokemon en un Famgame"