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Han pasado varios días desde que Joe le puso aquella paliza a Noe, el viejo Simón se ha encargado de cuidar al Dragon todo este tiempo, pero al fin a llegado la hora de que Joe cumpla aquello que le dijo a Noe...

"que quieres?", dijo el viejo Simón al ver a Joe entrando a la casa de Noe.

"No es asunto suyo" dijo Joe molesto, y camino hacia la habitación de Noe.

"Joe?, dijo Noe desde la cocina, el Dragon se veía bien, vestía una camisa de mangas cortas, y un short largo.

"Noe?, que haces ahí?, tu estas bien?, dijo Joe mirando al Dragon de arriba abajo.

Noe sonrió, "si ya estoy bien, gracias por preguntar, pero tu dónde estabas, esperaba verte más por aquí, que paso?" pregunto Noe mientras se acercaba a Joe.

Joe volteo a ver a Simón haciendo una mueca de disgusto, "lo siento, tuve asuntos que resolver, además de que el viejo se ofreció a cuidarte, así que no tenia de que preocuparme", dijo Joe cruzándose de brazos.

"bien si no estas preocupado, ya te puedes ir" dijo el viejo Simón tomando a Joe del brazo para después tratar de jalarlo hacia la puerta, cosa que hizo en vano pues no pudo mover al gran oso ni un milímetro.

"será..." dijo Joe pero fue interrumpido por Noe.

"ahaha no sea así Don Simón, además necesito hablar con Joe... en privado, podría por favor darnos un momento" dijo Noe poniendo una mano sobre el hombro del viejo.

"jm, como sea" dijo el viejo saliendo molesto de la casa.

"Maldito viejo", dijo Joe molesto.

"por favor no digas eso, es un buen hombre, me cuido bastante. Como sea supongo que vienes a cumplir tu palabra" dijo Noe poniéndose frente a Joe, el dragón no solo imponía por su tamaño, sino también por su presencia.

Joe miro desde abajo al dragón, ciertamente Noe era más alto que el, pero en ese momento se veía enorme frente a él.

"crees que pueda hacerlo?, o prefieres que te de otra semana para recuperarte?", dijo Joe dando un paso al frente y poniéndose firme y frente al dragón, para mostrarle que no lo intimidaba en lo más mínimo.

Noe sonrió, y sin que Joe lo esperara este se inclinó dándole un apasionado beso al oso, el cual tomo de la cara al dragón y respondió de igual manera.

Las caricias no se hicieron esperar, la pasión que ambos habían estado guardando todo este tiempo, se desenfreno entre ellos, haciendo que las ropas se rompieran entre sus garras y sus trozos cayeran por doquier.

Los miembros chocaron irremediablemente en sus cuerpos que se apretaban apasionadamente en un fuerte abrazo, las leguas en sus bocas parecían pelear por el dominio de aquel beso húmedo, cálido, sensual.

"tómame!, hazlo ya!" dijo en un jadeo Noe, para después seguir besando al enorme oso.

Con solo un movimiento de cabeza el oso asintió y sin dejar de acariciar sus cuerpos como bestias salvajes, se encaminaron a la habitación de Noe. La puerta se abrió fuertemente al ser impactada por la fuerza de los machos, ambos se dejaron caer en la cama, y justo cuando empezarían el ritual del apareo...

*CRASH*

Como una broma del destino la cama de Noe se rindió ante el peso y movimientos de aquellos que se desbordaban en pasión, varios resortes atravesaron el fino colchón como si nada, inutilizando el nido de amor.

Noe veía a Joe avergonzado, mientras ambos se paraban de la cama.

"Lo siento, no pensé que estuviera tan... qué pena... volvemos a la entra..." decía Noe pero fue interrumpido por el hocico de Joe quien lo volvía a besar y a acariciar, ya no había manera de que alguien detuviera al enorme oso.

Joe se encontraba extasiado con aquel hermoso dragón, su cuerpo, su pene contra el suyo hacía que este palpitar y derramara montones de pre, en ese momento al oso lo que menos le importaba era donde hacerlo, él lo único que quería era tomar al dragón, que sea suyo y solamente suyo y empujándolo contra una cómoda, lo levanto con todas sus fuerzas y empujo su pene contra el culo de Noe.

Noe jadeo al sentir el miembro de Joe empujándose contra su ano, y abriendo sus piernas dejo aún más expuesto su culo, el cual cedió ante la enormidad del oso.

"uuffff" exclamo Joe mientras su pene entraba más y más en el interior de Noe, el cual lanzaba gemidos de dolor y placer al sentir como sus entrañas se abrían recibiendo la dureza y calidez de aquel semental.

El cuerpo de Joe se movía de atrás hacia adelante en movimientos a veces rápidos, a veces lentos, de vez en cuando los jadeos de Noe eran acallados con el beso de Joe, y así de esta forma, los minutos se convirtieron en horas, hasta que la semilla del enorme oso, reposo en las entrañas del dragón, marcando de esa manera que el seria de ahora en adelante su pareja.

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