Home Artists Posts Import Register

Content

Antes de comenzar os recuerdo rápidamente que si prefieres escuchar este relato (como si fuese un JOI) en vez de leer, simplemente pulsa aquí, aunque en esta ocasión no hay audio del capítulo 18, solo hay audio del capítulo 19.

Lo que vas a leer a continuación es el capítulo 18 y 19 de mi próxima novela, una novela muy novedosa donde el protagonista (tu) recibirás instrucciones específicas para masturbarte. Para leer los capítulos anteriores puedes hacer click aquí.



CAPÍTULO 18 – La verdad

Tras hacerlo con Donata, te quedaste descansando en la sala de control, pero rápidamente recordaste que Elpha seguía indispuesta y decidiste visitarla.

-¿Te marchas ya? -Dijo Pikan.

-Voy a ver como está Elpha, hoy no se encontraba muy bien.

-Estupendo. Tomate el día libre y cuida de ella, mañana nos vemos.

-Gracias Pikan.

No había pasado demasiado desde que dejaste a Elpha en tu habitación, pero para tu sorpresa, cuando volviste, ya no estaba. ¿Cómo podía haberse marchado si se encontraba tan mal? No podía haber ido muy lejos, así que decidiste buscarla.

Lo primero que hiciste fue preguntar en las afueras del castillo si la habían visto. Efectivamente, uno de los guardias la vio salir. Después, tras un paseo por el centro de la isla, decidiste mirar en las zonas de costa por las que os gustaba pasear.

Efectivamente, allí estaba, sola, sentada en el arenoso suelo frente a las olas y cabizbaja. Nunca la habías visto así. Además, al acercarte, podías oírla llorar.

-¡Elpha!

Dijiste su nombre en voz alta, preocupado, a solo unos metros de ella, pero no levantó la cabeza, oír tu voz solo hizo que su llanto se incrementase.

-¿Qué te ocurre?

Estabas muy preocupado. Te sentaste a su lado y la abrazaste. Ella aceptó ese abrazo con agrado, pero seguía llorando, aunque ahora apoyando su frente sobre tu pecho.

-¿Qué te pasa Elpha? Por favor, dímelo.

-Te he estado engañando, te he mentido. ¡Ahhhhhh! No me odies por favor.

Su llanto se acrecentaba. Estaba destrozada por un supuesto engaño que te había ocultado. ¿Por qué le estaba afligiendo esto justo ahora?

-Elpha. No te voy a odiar nunca, cuando llegaste a mi vida recordé lo que era ser feliz. No me importa que tengas que decirme algo malo, todo lo bueno que me has dado no lo voy a olvidar nunca.

-¡Ahhhhhh!

Elpha lloraba más fuerte al oírte. Su cara estaba tan llena de lágrimas que podías sentir tu camiseta mojándose. Tu respiración comenzaba a entrecortarse al verla llorar, era doloroso para ti verla así.

-Elpha, tienes que decirme lo que te pasa. Si has hecho algo muy malo, aunque sea terrible, te voy a seguir amando.

-¡Ahhhhhh! Yo….., yo…… no lo entiendes…..

Acariciaste su cabeza mientras ella luchaba por intentar hablar mientras lloraba.

-Yo soy… la bruja elegida.

-… ¿Cómo?

-¡Yo soy la bruja elegida! ¡No me odies! ¡Por favor no me odies!

A Elpha le costaba mucho hablar y te abrazaba con una fuerza increíble.

-Elpha, Elpha, tranquila, no te odio.

Seguiste acariciando su cabeza, y ella, poco a poco, al ver que no la rechazabas, se fue calmando. Sin embargo, mientras ella más se iba calmando, tu ibas encontrándote peor. Que ella fuese la bruja elegida podía implicar algunas cosas bastante graves.

Tras unos 5 minutos, ella dejó de llorar, aunque seguía apoyada sobre ti.

-Voy a hacerte algunas preguntas ¿Vale Elpha? Para entender bien lo que está pasando.

-Vale. Dijo Elpha con una voz muy triste sin dejar de abrazarte.

-¿Siempre has sido de bruja elegida? ¿Desde qué te conocí en el bosque?

-Sí.

-¿Por qué me lo has ocultado?

-Porque no quiero serlo. ¡No quiero, no quiero, no quiero, lo odio, lo odio! – Dijo gritando y llorando. – Escapé de la capital del reino de las brujas cuando tuve oportunidad. Corrí y corrí sin parar y cuando apenas me quedaban fuerzas caí en el rio. Pensaba que moriría ahogada, pero tú me encontraste.

Estabas impactado. No sabías que hacer, que decir, ni tampoco que pensar, era demasiada información.

-¿Me odias? – Preguntó Elpha.

-Por supuesto que no. Ahora mismo estoy asustado y hecho un lio, pero sé que no te odio Elpha, no te preocupes más.

-¿Y me sigues queriendo?

-Sí, pero… ¿Y tú a mí?

-¡Claro que sí!

Fue la primera vez que levanto la cabeza para mirarte a los ojos. Estaba hecha polvo, con la cara echa un desastre, pero su mirada era sincera.

-¿Y… porque estás así? ¿Por qué estás llorando así justo ahora?

-¿No lo entiendes? ¿En serio no sabes el grave problema que tenemos?

Tenías tanta información que procesar que no podías entenderlo. Solo pudiste negar con la cabeza.

-Donata, la chica nueva que ha llegado. Me conoce.

En ese momento sentiste como un rayo te partía por dentro, lo entendiste todo. Donata conoció a Elpha en el pasado, era cuestión de tiempo que en la isla supiesen que la bruja elegida era ella.

-Tengo mucho miedo. – Dijo Elpha.

Seguías en shock, pero intentaste avanzar en la conversación.

-¿Has pensado algo? – Preguntaste.

-Solo esto.

Elpha señaló… una barca. Estaba proponiendo huir. No pudiste evitar decir lo primero que pasó por tu mente.

-No Elpha…

-¡Qué hacemos entonces! – Dijo desesperada.

-¿No quieres liberar a los humanos?

-¡No! ¡No quiero! ¡No quiero! -Gritó desesperada.

Sus gritos te asustaron y ella se dio cuenta, por lo que se calmó un poco y corrigió sus palabras.

-Quiero que los humanos sean libres, pero no quiero arriesgar nuestras vidas para salvarlos. No quiero morir, pero sobre todo no quiero que mueras tú.

Todo iba ordenándose en tu mente. Desde que llegasteis a la isla Elpha sabía que podíais salvar el mundo, pero no ha querido hacerlo. Toda la isla ha estado buscando a una bruja durante meses y muchas personas han arriesgado sus vidas por encontrarla, pero Elpha, sabiéndolo, no había dicho nada. Podías comprender su punto de vista, pero, efectivamente, ahora estabais muy jodidos.

-Cuando se enteren en la isla… se van a enfadar mucho. – Dijiste preocupado.

Tras hablar escuchaste algo, el sonido de unos pasos a vuestra espalda. Alguien se había ocultado para escucharos y ahora decidía mostrarse. Para vuestra sorpresa, era Yara, la reina de los Elfos.

-Yo me encargaré de que no se enfaden contigo. -Dijo con voz contundente.

Su aparición os sobresaltó. Además, a vuestro alrededor aparecieron también dos brujas encapuchadas.

-Elpha, tengo un plan para que no te odien en la isla y también un plan bastante seguro para salvar a los humanos.

Yara tenía un tono de voz imponente, pero había un matiz de comprensión en ella.

-¿Nos estabas escuchando? – Dijo Elpha asustada.

-No tenía más remedio. Donata me describió como era la bruja elegida en cuanto la conocí y encajaba a la perfección con tu perfil. Además, al ver tu reacción en el castillo aumentaste mis sospechas, y aquí, finalmente, acabas de confesarlo todo.

-¿Vas a capturarme ahora que sabes quién soy?

-No quiero, pero debo hacerlo.

-Elpha miró la barca de nuevo como si aun fuese posible escapar, aunque usarla era prácticamente imposible teniendo allí a dos brujas.

-¡Elpha! ¡Escuchame! – Gritó Yara. – No te asustes y escucha lo que tengo que decirte. Si intentas escapar ahora solo conseguirás hacerte daño y que todos en la isla te odien.

-¡Me da igual que la isla me odie! – Elpha enfureció y un aura de fuego apareció a su alrededor. Hablaste para intentar calmarla.

-Espera Elpha, escuchemos que tiene que decirnos. Yara no quiere hacerte daño.

Elpha mantuvo su aura de combate, pero miró a Yara para que le explicase su plan.

-En la isla todavía no saben que eres la bruja elegida. Solo lo sabe Donata, mis dos brujas acompañantes y yo. Diremos que habías perdido la memoria y que no podías recordar tu pasado.

-Me da igual lo que piensen en la isla. Lo que quiero escuchar es el plan para salvar a los humanos.

-Ese plan es largo y complejo de explicar, no puedo resumírtelo ahora. Necesito que estés calmada para que puedas entenderlo.

-¡Excusas! – Dijo Elpha.

Elpha seguía a la defensiva, pero tu solo veías una situación de peligro extrema en la que Elpha podía perder el control.

-Elpha, mírame. -Le dijiste preocupado. – Hemos perdido. Incluso si peleas ahora y ganas, no podemos escapar, en la isla se darán cuenta.

Te acercaste a ella y la abrazaste. Yara volvió a hablar.

-Elpha. Hoy tendrás que dormir encerrada, pero mañana, cuando estés más serena, os llamaré a ambos y os contaré mi plan.

Elpha te miró y pregunto.

-Tú decides. Solo aceptaré lo que tu elijas.

Lo pensaste durante unos segundos y entonces le dijiste algo al oído para que nadie más lo escuchara.

-Elpha. Hagamos lo que Yara dice. No tenemos otra opción, pero si no nos gusta su plan, intentaremos escapar de nuevo en el futuro, cuando nadie sospeche nada.

Aunque lo habías pensado todo muy rápido, tus palabras eran tan lógicas que incluso te sorprendieron a ti mismo. Lo que dijiste era lo más sensato para ambos y lo que Elpha necesitaba escuchar para calmarse.

-…Tu ganas Yara. Me rindo.

Yara lanzó una prenda de vestir a las manos de Elpha. Era una capucha de bruja como las de las brujas acompañantes de la reina. Una prenda que ocultaba muy bien el rostro de quien la llevaba.

-Póntela y acompáñame.

Elpha, de mala gana, se puso la prenda y con un gran pesar, te dio sentido un beso de despedida.

-Elegido, nos vemos mañana. – Dijo Yara mientras se marchaba, rumbo al castillo.

Y allí, a unos metros del mar, se fueron todos y quedaste solo. Habían pasado tantas cosas que tu mente todavía necesitaba encajarlo todo. Las olas parecían calmarte con su sonido, por lo que decidiste sentarte en la arena. El tiempo y la temperatura también acompañaban, era un lugar que te invitaba a quedarte allí.

Entró la noche y tu seguías sentado frente a la costa, dándole vueltas a todo. Al final estabas allí tan cómodo y abstraído que acabaste quedándote dormido allí mismo.

Tu sorpresa llego al despertar. Sin que te dieses cuenta te habían encerrado en una de las prisiones del castillo.

Acción opcional: Para simular esta situación reclusión e incertidumbre, no podrás masturbarte ni leer el próximo capitulo a partir de este momento hasta que pasen 48 horas.

CAPÍTULO 19 – 48 horas después.

Llevas encerrado dos días y estás desesperado. Los primeros días gritaste y lloraste, pero nadie te atendió. La celda estaba bien equipada, era cómoda y nunca te faltaba comida, pero nadie hablaba contigo, ni siquiera lo guardias.

Por supuesto, tampoco sabías nada de Elpha, ni de nadie de la isla. De hecho, la única pista que te hacía saber que seguías en la isla era el tipo de roca de la celda, similar a la del castillo.

Te costaba estimar en qué momento del día estabas. No había reloj, por lo que las únicas pistas que tenías para saber cuánto tiempo llevabas allí eran las comidas que te traían y los cambios de temperatura.

Los nervios de estar encerrado te habían impedido dormir y estabas agotado. Ya hacía unas horas que te habían traído la cena y te comenzabas a acostumbrar a la celda, por lo que sentías que inevitablemente en unas horas, esta vez sí, el sueño podría contigo. Sin embargo, una puerta se oyó abrirse a lo lejos. Aunque leve, distinguiste la voz de Yara.

La furia se apoderó de ti de nuevo, pero el cansancio acumulado te hizo mantener la compostura y esperar a que algo más pasase. Lo siguiente que viste fue como los guardas se marchaban. Unos segundos después Yara y Donata se presentaron ante ti.

-Hola elegido. -Pronunció Yara.

-¡Qué estoy haciendo aquí! -Gritaste enfurecido.

-Tu encierro en esta prisión tiene una explicación. Donata y yo vamos a sentarnos aquí y cuando estés más calmado te lo explicaremos.

-¡Qué le habéis hecho a Elpha!

-Lo mismo que a ti. Exactamente lo mismo, ella también está encerrada.

-¡Ahhhhhhhh! – Gritaste enfurecido.

-Es cierto elegido, no te preocupes, ella está bien. – Añadió tímidamente Donata.

Ambas se sentaron en unas sillas ubicadas fuera de tu celda y quedaron en silencio. Su intención era la de esperar a que estuvieses más receptivo. Te costó asimilarlo, pero parecía que no había mala intención ni maldad en sus palabras. Tras unos minutos volviste a hablar.

-¿Me vais a liberar?

-Eso quiero, pero tenemos que aclarar muchas cosas. – Dijo Yara.

-Te escucho. – Dijiste mientras te sentaste por primera vez sobre la cama de tu celda.

-Lo primero que quiero es disculparme por encerrarte. Está completamente fuera de lugar tratar de esta forma al humano elegido.

Yara se levantó de la silla para arrodillarse ante ti con una reverencia. Un gesto que en el reino suponía una sincera disculpa, pero tenía todavía más valor viniendo de la mismísima reina de los Elfos. Donata, al ver el gesto de la reina, intentó imitarla, aunque de forma un poco más torpe.

-Sin embargo. – Dijo Yara mientras volvía a levantarse. – Tienes que entender lo extraordinario de la situación en la que estamos. Elpha nos ha estado engañando a todos. Tenía que tener muchísimo cuidado de no perderos a ambos. Cuando os vi por última vez estabais planteando escapar de la isla. Como comprenderás no puedo permitir eso.

Te jodía aceptarlo, pero Yara tenía razón.

-Yo estoy contigo, quiero salvar a los humanos. -Dijiste en voz alta.

-Lo sé, Pero Elpha no, ella quiere estar contigo y no arriesgar vuestras vidas. – Dijo Yara.

-¿Y qué vas a hacer entonces con Elpha?

-Convencerla. Creo que aceptará mi plan.

-¿Y para convencerla tenías que encerrarnos?

-Aunque no lo creas, sí. Elpha es la bruja elegida y tiene muchísimo poder. Teníamos que encerrarla y dejarla sin poder mágico para que no se revelase. Ahora que han pasado varios días se habrá quedado sin energía y podremos hablar con ella sin miedo a que nos ataque o escape.

Una vez más, Yara tenía razón, lo que decía tenía sentido. Pero querías seguir entendiéndolo todo.

-¿Y tenías que encerrarme a mí también?

-Era lo mejor por muchos motivos. Si no te encerrábamos la hubieses buscado por todas partes y habrías llamado la atención. Actualmente le hemos dicho a todos en la isla que estáis enfermos en el hospital del castillo para no levantar sospechas.

Te jodía asimilar lo irrefutable de sus argumentos, pero entonces hiciste la pregunta clave.

-¿Y cuál es el plan para salvar a los humanos?

-El plan es… devolveros al territorio de las brujas. En sitios diferentes y en momentos diferentes.

Pusiste una cara que mostraba extrañeza, no comprendías ese plan.

-Si os liberamos y las brujas os capturan, tarde o temprano descubrirán vuestras identidades y os juntarán para que pidáis el deseo que las brujas quieren pedir. Lo que ellas no esperan es que vosotros ya os conocéis y que pediréis un deseo diferente.

Empezabas a entenderlo, pero veías algunas lagunas.

-Cuando estuve esclavizado en mi pueblo nunca se me trató como un elegido y todo parecía indicar que viviría allí como un esclavo común toda mi vida.

-El caso de tu pueblo era especial. Infiltramos a algunas brujas en esa zona y descubrimos que la bruja que gobernaba allí, llamada Sabrina, se quedaba con los esclavos con mayor calidad de semen en vez de mandarlos a la capital, que es lo todas las brujas deben hacer para encontrar al elegido. Actualmente las brujas ya han descubierto esta mala praxis de Sabrina y la han degradado. Ya no gobierna en esa zona.

Cada vez estabas más calmado. Seguía siendo un plan arriesgado, pero tenía sentido.

-¿Qué piensas elegido? – Dijo Yara.

-Tendría que preguntar más cosas, pero parece un buen plan.

-Muy bien. Pues ahora me toca hacerle una visita a Elpha para contarle lo mismo que a ti, pero antes Donata tiene que contarte algo más.

En ese momento miraste a Donata, que seguía tan tímida como siempre, mirando al suelo. Sin embargo, cuando Yara mencionó su nombre, alzó la cabeza y para tu sorpresa sus ojos se mostraban llororos.

-¡Siento mucho lo que le ha pasado a Elpha! ¡Lo siento mucho elegido! No sabía que estabas enamorado de ella, todo esto ha sido por mi culpa.

Donata se sentía muy mal al ver la situación en la que te encontrabas.

-No te preocupes. -Dijiste intentando exculparla.

Ella siguió llorando un poco más y entonces volviste a hablar.

-¿Eso era lo que querías decirme?

-¡No! ¡Bueno sí! Quería disculparme con el elegido, pero también me envían aquí de la sala de control, por si podías darme un poco de semen.

Su repentina petición de semen te sorprendió. No tenías energía ni ganas, pero Yara añadió algo más.

-Ahora que tenemos a los elegidos, nos dirigimos al lugar más seguro del océano posible, pero llegar hasta allí requiere mover mucho la isla con magia, por lo que tu semen nos vendría muy bien.

Aunque su petición era comprensible, te faltaban muchas ganas y fuerza para ponerte en modo sexual, pero algo pasó por tu mente.

-Llevo varios días sin dormir ni comer bien, no me quedan fuerzas.

-Vaya. – Dijo apenada Donata.

-Sin embargo. – Añadiste. -Si Yara también me ayuda creo que podría correrte.

Yara se sobresaltó, claramente no esperaba este giro de los acontecimientos.

-¿No tienes suficiente con Donata? – Preguntó evasiva.

-No es eso. Donata es maravillosa, he podido hacerlo con ella y me gustó mucho, pero creo que si lo hacéis las dos a la vez mi libido se activará mejor y podré correrme.

-Pe, pe, pe, pero…. ¡Yara es una reina!

-Y yo soy el elegido. Además, ya lo hemos he…

-¡Ejem! – Interrumpió Yara. – Dadme un momento.

Yara se marchó, dejando a Donata a solas contigo. Ella, tan tímida como siempre, no pudo evitar volver a mirar al suelo. Se hizo un incómodo silencio durante unos instantes, hasta que Yara volvió de nuevo.

-Le he encargado a los guardas que nadie entre hasta que nosotras salgamos y también tienen prohibido entrar. Además, están lejos, no podrán escucharnos.

Tu corazón se aceleró. Parecía que Yara estaba aceptando tu propuesta. Donata también parecía ponerse nerviosa.

-Primero con el elegido…¡Y ahora con la reina de los Elfos! ¡Esto es increíble! Espero estar a la altura su majestad. – Dijo agitadamente Donata.

-Hago esto para disculparme por haberte encerrado, no te acostumbres. Además, si quieres que las dos hagamos algo contigo, tendrá que ser lo que yo escoja.

-¿Y qué sugieres? – Le preguntaste.

-Una felación entre las dos. ¿Os parece bien a ambos?

-¡Por supuesto! – Dijo Donata.

-Está bien. Respondiste tú.

Su proposición de chupártela te sorprendió. ¿Se quedó con las ganas de hacerlo cuando se lo propusiste la última vez?

Yara se acercó a la celda y abrió la puerta con unas llaves que sacó de su bolsillo. En unos segundos ambas estaban a tu lado y parecían dudosas sobre quien debía dar el siguiente paso. Tu habías comenzado la conversación como un prisionero sumiso, pero rápidamente habías recuperado tu estatus de elegido.

-Vamos a hacerlo aquí. – Dijiste señalando a la cama. - No quiero que os hagáis daño en las rodillas con las rocas del suelo.

Fuiste el primero en subirte a la cama y lo hiciste de una forma peculiar. La cama estaba pegada a una pared, por lo que te sentaste sobre la cama con la espalda apoyada en la pared y las piernas estiradas. Es decir, tú estabas sentado sobra la cama, pero ellas tendrían que tumbarse parcialmente sobre ti y sobre la cama para poder chupártela.

Acción opcional: Si puedes simular esta posición mientras sigues leyendo, estupendo. Si no puedes, intenta sentarte en un lugar donde puedas levantar las piernas y tener los pies a la altura de tu asiento. También tienes que separar bastante las piernas.

Donata, intentando romper un poco más el hielo, fue la siguiente en posicionarse. Al ver que tus piernas estaban abiertas, dejó caer su cuerpo a un lado de tu pierna derecha, quedando su cabeza a la altura exacta de tu cintura.

Yara, totalmente ruborizada y con más elegancia, hizo lo mismo, poniéndose ella entre tu pierna izquierda y Donata.

Todo estaba listo para empezar, pero el orden de los acontecimientos era extraño. No hubo preliminares, ni besos, ni juegos. Todo iba muy rápido y ni siquiera os habíais desnudado.

-Todavía no la tengo muy dura. – Dijiste algo avergonzado.

-No pasa nada. -Respondió Donata.

Al escucharte, ella deslizó su mano por uno de los huecos de tu pantalón para buscar tu polla. Curiosamente, la ropa que llevabas puesta no era tu ropa habitual, sino una más ligera y sencilla para prisioneros, pero lo mejor de todo era no había nada debajo, no llevabas ropa interior. Eso permitió que Donata agarrase tu polla con una facilidad increíble.

Acción: Comienza a masturbarte lentamente.

-Me encanta tu polla elegido. Ya pude sentirla hace unos días y estaba deseando volver a probarla. – Dijo Donata mientras comenzaba a masturbarte.

Era curioso cómo se habían invertido los papeles. Donata es extremadamente tímida y Yara es una líder autoritaria, pero en el sexo era Donata la que tenía las riendas y Yara la que miraba sin saber que decir ni que hacer.

Por otra parte, comenzabas a sentir las cálidas y suaves manos de Donata rodeando y moviendo tu polla. Con solo unos segundos de masturbación consiguió ponértela bastante dura.

-Venga, bájate los pantalones, ahora sí que la tienes grande.

Acción: Deja de masturbarte.

Donata soltó tu polla y puso sus dos manos agarrando tu pantalón para intentar bajarlo, pero tu postura sentada sobre la cama impedía bajarlos. Moviste un poco tu cuerpo para facilitarle la ayuda a Donata, pero ella tiraba con tanta fuerza que los bajo de un golpe, lo que hizo que tu polla golpease accidentalmente la cara de Yara.

Fue un momento bastante intenso. Tu polla frente a ellas y la punta justo frente a la reina, que acababa de sor golpeada por tu polla. Yara miraba algo indignada, pero Donata, motivada con la situación, quitaba hierro al asunto.

-Vamos alteza, haga usted los honores. – Dijo Donata agarrando tu polla para ponerla justo en la boca de Yara.

-Yo… no lo he hecho nunca. No sé cómo se hace.

-No te preocupes, es fácil, y seguro que le va a gustar.

-Vale…

Yara abrió un poco la boca y con sus labios atrapó la punta.

Acción: Comienza a masturbarte lentamente usando solo el pulgar y el índice y masturbando solo la punta de tu pene.

Yara había sido la primera en chupar tu polla. Su boca se sentía muy bien, pero su timidez e inexperiencia estaban provocando que se sintiese todavía mejor.

-Eso es. ¿Te gusta verdad elegido? -Dijo Donata.

-Sí.

Yara seguía atrapando solo la parte superior de tu polla con su boca y además sus labios apenas apretaban con fuerza. Estaba siendo una mamada muy suave, pero poco a poco la intensidad iba aumentando y ahora también comenzabas a sentir su lengua pasando por la punta.

-Intenta chupar un poco más. Decía Donata como si fuese una experta.

-Vale.

Yara entendió lo que Donata le dijo y ahora sí comenzó a bajar. Se sintió muy bien sentir sus labios llegando más profundo.

Acción: Sigue masturbándote lento con solo dos dedos, pero ya puedes masturbar toda tu polla, no solo la punta.

La actitud de Yara era cada vez más receptiva, incluso parecía estar animándose. Aunque seguía haciéndolo lento y con calma, ahora, repentinamente, estaba llegando bien profundo.

Con cada subida y bajada de su cabeza tu polla se llenaba más con su saliva. Además, a veces, sentías como tu polla golpeaba en lo más profundo de su paladar y al mismo tiempo apretaba con su lengua. Tu lívido estaba aumentando sin parar, con cada movimiento de cabeza Yara parecía acostumbrarse un poco más, su boca comenzaba a hacer sonidos lascivos y era innegable que cada vez estaba intentando chuparla un poco más profundo, pero la inexperiencia le pasó una mala jugada y en uno de esos movimientos, se atragantó con su saliva y comenzó a toser.

-No pasa nada Yara, lo has hecho muy bien. Ahora es mi turno.

Yara, al toser, soltó tu polla, momento que aprovechó Donata para agarrarla y chupártela.

Acción: Ahora puedes masturbarte a velocidad media con toda la mano, pero usando tu mano contraria y solo puedes llegar hasta la mitad de tu polla al masturbarte.

Ese repentino cambio de bocas te excitó muchísimo. Tu polla, llena de la saliva de Yara, estaba ahora en la boca de Donata, que para tu sorpresa te la estaba chupando muy bien.

Su boca se sentía de otra forma, más firme y apretada, como si tuviese más experiencia haciendo esto (lo cual tenía sentido).

Por otra parte, Yara, que ya había recobrado la compostura, miraba con interés y también con algo de excitación. Ella podía notar que Donata lo estaba haciendo más rápido que ella y no pudo evitar preguntarte.

-¿Te gusta elegido?

-Sí, mucho.

-¿Más que cuando lo he hecho yo?

-Es diferente, lo estáis haciendo muy bien las dos.

Donata, complacida al escucharte, subió un poco el ritmo de la mamada. Su lengua era claramente más juguetona que la de Yara, la pasaba por todas partes y te hacía sentir muy bien.

De forma inconsciente estabas comenzando a dejarte llevar y levantaste ligeramente la cabeza en un gesto que demostraba lo mucho que te estaba gustando. Sin embargo, Yara, en un gesto de orgullo dijo:

-Me toca de nuevo.

-Toma.

Donata no lo dudó ni un instante. En cuanto Yara pidió su turno Donata sacó tu polla de su boca y se la acercó a Yara.

Acción: Vuelve a masturbarte con tu mano habitual. Puedes masturbar toda tu polla a velocidad media, pero tienes que volver a hacerlo usando solo dos dedos.

Yara se había puesto las pilas al ver a Donata y repentinamente te lo estaba haciendo mucho mejor que antes. Con más ganas, llegando más adentro y apretando más con sus labios. No pudiste evitar soltar un pequeño sonido de placer.

-Ahhhh….

-Vaya…ahora me estoy bastante poniendo cachonda. – Dijo Donata.

Y sin previo aviso, al ver un hueco bastante cómodo, Donata decidió chupar tus huevos mientras Yara te la seguía chupando.

Acción: Sigue masturbándote igual pero ahora también masajea tus huevos con la otra mano.

Aquella situación era espectacular. Increíblemente placentera. Donata y Yara chupando tu polla y tus huevos a la vez en la cama. Sus hermosas caras llenas de placer chupando tu sexo, sonidos de saliva entrando y saliendo de sus bocas.

-Ahhhhh.

No podías evitar soltar algunos sonidos de placer, todo se estaba volviendo cada vez más intenso. Yara hizo una breve pausa para recogerse el pelo, momento que aprovechó Donata para volver a meterse tu polla en la boca. Sin embargo, a Yara no pareció gustarle que le robasen su turno y se acercó para intentar seguir chupándotela. Lo sorprendente fue que, de forma aparentemente natural, decidieron chupártela las dos a la vez.

Acción: Mastúrbate agarrando tu polla con las dos manos. La palma de cada mano tiene que tocar un lateral de tu polla. Velocidad media.

Cada una, a un lado de tu polla, comenzaron a chupártela a la vez. Ninguna de las dos chupaba la punta, pero ambas, con sus labios, atrapaban tu polla como si te estuviesen masturbando. Sus bocas se deslizaban sin parar, subiendo y bajando una y otra vez. A veces a la vez y otras veces alternándose. De repente pasaron de parecer inexpertas a hacerte algo que se sentía exageradamente bien.

Además, todo lo que iba haciendo Donata, Yara lo copiaba de forma instintiva. Cuando ella sacaba la lengua para chuparla, Yara hacía lo mismo. Cuando Donata bajaba y se centraba un poco más en tus huevos, de nuevo Yara lo repetía. Ambas dedicando sus lenguas a cada uno de tus huevos. Era increíble. Sin duda, el momento de correrte estaba cada vez más cerca, pero lo mejor de todo era ver como ambas también empezaban a pasarlo realmente bien jugando con tu polla.

Hubo un momento en el que Donata subió su lengua desde tus huevos hasta tu glande y Yara, al intentar imitarla, se chocó con Donata, pero ese choque no provocó un momento incomodo, todo lo contrario, ambas se miraron a los ojos y sin necesidad de palabras, decidieron besarse poniendo la punta de tu polla entre sus bocas. Sus labios se estaban besando y sus lenguas jugueteando, pero entre todo ese intercambio de saliva estaba tu polla, liberando cada vez más presemen y preparándose cada vez más para eyacular.

-Ahhhhh. – Volviste a exclamar con un sentido suspiro de placer.

Ninguna de las dos podía saber cuándo ibas a correrte, pero podía sentirse en el ambiente que el momento se acercaba, todo estaba cada vez más caldeado, tus músculos estaban cada vez más contraídos y tu polla cada vez más dura. Donata, juguetona, bajó sus labios para volver a chupar uno de los laterales de tu pene, pero esta vez, Yara, en vez de imitarla, escogió atrapar con sus labios tu polla y chupártela para hacerte terminar.

Estabas viviendo un momento álgido en el que Yara te estaba chupando la punta mientras que Donata chupaba como podía también a un lado de tu polla. Era una imagen extremadamente excitante y por supuesto, inolvidable.

Acción: Mastúrbate rápido usando las dos manos. Esta vez una de tus manos agarrará la punta de tu polla y la otra mano el resto.

La mojada boca de Donata desde un lado se sentía genial, mientras que la lengua y los labios de Yara se sentían todavía mejor. Sus bocas calientes y moviéndose sin parar te estaban volviendo loco y estabas a punto de explotar.

En ese momento escuchaste a Donata hacer un pequeño ruido.

-¡Ummmmm!

La miraste intentando prestar un poco más de atención en su cuerpo y pudiste comprobar que se estaba masturbando. Su forma de gemir mientras seguía chupando tu polla fue el detonante que te hizo explotar y terminar de una vez por todas.

-¡Ahhhhhhhhh!

Acción: Córrete.

Empezaste a eyacular como un loco dentro de la boca de Yara. Ella dejó de moverse en cuanto sintió tu semen saliendo. Parecía sorprendida. Por otra parte, Donata comenzó a moverse más lento y dejó de gemir, lo que te hizo entender que también estaba terminando contigo.

Tu polla seguía eyaculando sin parar mientras las seguías mirando. Había sido un final increíble, con ambas dándolo todo por ayudarte a terminar, pero ahora lo mejor era ver como Yara luchaba por mantenerlo todo en su boca, como si estuvieses soltando una gran cantidad de semen, algo que no te sorprendía viendo el nivel de excitación que habías alcanzado con esta mamada doble.

Finalmente, Yara consiguió atraparlo todo en su boca sin que saliese ni una sola gota fuera. Entonces, Donata habló:

-¿Lo tienes en la boca todavía verdad? ¿Puedes dármelo?

En ese momento recordaste que habían venido a la celda para conseguir tu semen, pero Donata era la única bruja presente y era Yara quien lo tenía en su boca. Ella, en vez de responder, se acercó a la cara de de Donata y la besó. Un beso en el que se pasaron tu semen de una boca a la otra.

Verlas besarse de esa forma mientras ambas descansaban sus cuerpos entre tus piernas  con sus caras frente a tu polla era algo por lo que merecía la pena haber estado dos días encerrado. Aunque estabas en una prisión parecía el paraíso.

Sin embargo, algo más estaba ocurriendo. El beso ya había terminado, pero Yara estaba roja como un tomate, mirando a Donata un poco aturdida.

-Majestad. ¿Puedo hacerla terminar? – Dijo Donata llevando una de sus manos a la entrepierna de Yara.

Lo que le ocurría a Yara es que estaba tremendamente excitada, pero su orgullosa posición de reina posiblemente le había impedido manifestar sus impulsos sexuales. Donata entendió la situación a la perfección y comenzó a masturbarla frente a ti.

No necesitó mucho tiempo ni mucho esfuerzo, en menos de un minuto la hizo terminar y ambas se quedaron un rato más descansando entre tus piernas antes de volver a levantarse.

-------------------------------------------

Esto es todo por ahora, espero que os haya gustado este capítulo.

Recordad que mi primera novela erótica "Cómo me convertí en Maid Sexual" ya está disponible en Amazon España y en Amazon Internacional y si eres miembro de mi Patreon puedes leer la novela completa gratis haciendo click aquí.

Files

Comments

Juan

...lo que me gusta esto de Las Brujas 😃..