Home Artists Posts Import Register

Content

Antes de empezar, deberías leer los capítulos anteriores para poder entender y disfrutar este. Tranquilo, si pulsas aquí podrás acceder rápidamente al capítulo que necesites para estar al día.  

Importante: esta novela llevaba un tiempo parada, así que recomiendo leerla desde el capítulo 1 pero incluso si la recuerdas bien, aconsejo leer el capítulo 3 antes del 4, por eso  he incluido los dos capítulos juntos en este post.

También me interesa saber si el capítulo 4 os ha parecido demasiado "extremo", sé que he incluido un fetiche que no es del gusto de todos. ¡Espero que no os choque demasiado!

Ahora sí, volvemos a esta novela que tanto os estaba gustando:

------

(CAPÍTULO 3) HACE 3 AÑOS, EL DÍA DE MI CUMPLEAÑOS.

El día había llegado. La noche anterior nos habíamos acostado sobre las once de la noche, por lo que Bruno no tuvo la oportunidad de felicitarme por mi cumpleaños, aunque ambos sabíamos que el día siguiente sería especial y de hecho a mi me costó un poco conciliar el sueño pensando en lo que pasaría mañana.

Aunque me costó dormir, una vez dormida pude descansar bastante bien. Suelo ser una persona a la que le cuesta despertar, soy bastante perezosa y me encanta quedarme en la cama un rato más cuando suena el despertador, por eso cuando noté que Bruno levantó las persianas de la habitación y entraba la luz del sol me entraron ganas de matarlo (era algo que él no solía hacer porque sabía que me molestaba).

-Yo: ¿Qué haces?

-Bruno: Despierta.

-Yo: ¿Qué pasa?

Estaba tan dormida que no recordaba lo que íbamos a hacer y además tampoco esperaba que empezásemos tan pronto.

-Bruno: Tienes un minuto para levantarte de la cama y quitarte toda la ropa.

Bruno tenía los brazos cruzados y estaba serio, lo cual no era para nada su estilo. Entendí que quería empezar con el jueguecito pero yo seguía más dormida que despierta y no capté bien sus intenciones.

-Yo: No te pega estar tan serio. 

Lo que pasó cuando le dije aquello me dejó en shock. Bruno cogió un vaso que había preparado y me lanzó agua directamente a la cara. No fue mucha cantidad, pero el agua estaba congelada, por lo que fue realmente chocante.

-Bruno: Tienes un minuto para levantarte de la cama y quitarte toda la ropa.

El cambio corporal que había sufrido había sido muy brusco, había pasado de estar medio dormida a estar con la cara mojada y un frío tremendo. El shock fue tal que seguí sin reaccionar.

-Bruno: Si en algún momento no quieres seguir ya sabes cuál es la palabra clave, si no vas a decirla ya sabes lo que tienes que hacer.

Él iba en serio pero cuando me dijo eso me di cuenta que estaba preocupándose por mí. Ahora sí me levanté y empecé a quitarme la ropa.

-Yo: No me esperaba que empezases tan pronto con esto.

-Bruno: Creo que sigues sin entender cómo va esto.

Él se acercó a mí y me agarró del cuello. No me hizo daño, pero apretaba un poco e imponía bastante.

-Bruno: Hoy vas a ser mi esclava, así que no puedes hablar para opinar ni para decir tonterías. Solo puedes contestar a mis preguntas con sí o no. ¿Te queda claro?

-Yo: Sí.

-Bruno: Eso está mejor. Bueno, sigue desvistiéndote.

El juego ya había empezado y cada vez estaba más mentalizada, o eso creía. Cuando me desnudé el habló de nuevo.

-Bruno: Muy bien, pues ahora ponte a cuatro patas.

Yo me subí a la cama y puse mi trasero mirando hacia él, pensando que querría follarme aunque todavía no estaba nada cachonda.

-Bruno: En la cama no, en el suelo.

Seguía sin entender muy bien, pero le hice caso y me puse a cuatro patas en el suelo.

-Bruno: Date la vuelta.

Yo me había vuelto a poner de espaldas a él, pensando que quería follar conmigo pero al parecer volví a equivocarme. Me di la vuelta tal y como me pidió por lo que ahora lo que veía eran sus zapatos.

-Bruno: Muy bien, veamos.

Bruno se agachó, me puso algo en el cuello y durante unos segundos pensé que era algún tipo de collar, pero entonces me di cuenta. No era un collar cualquiera, era un collar para perros que además tenía una correa que iba hasta su mano.

-Bruno: Bueno, vamos a dar un paseo.

Esto me pilló totalmente desprevenida, me había puesto un collar para perros y quería tratarme como a uno. De todas las cosas que había hecho desde que me desperté esta fue la primera que me puso cachonda. Bastante cachonda.

-Bruno: Venga, vamos, a que esperas. Sígueme. 

Bruno abrió la puerta de la habitación indicando que íbamos a salir de allí y empezó a andar por lo que no me quedó más remedio que empezar a gatear para seguirle.

-Bruno: Por fin lo vas entendiendo. Hoy tú eres mi perrita, y más te vale ser obediente.

Estábamos pasando por el pasillo de la casa, él iba primero y yo iba detrás. Aquel jueguecito me estaba poniendo muy cachonda pero no sabía que andar a gatas podía ser tan incómodo, apenas habíamos andado unos metros y ya me dolían las rodillas.

-Yo: Duele un poco andar así.

-Bruno: ¿Cómo? Los perros no hablan que yo sepa, quiero escucharte ladrar. Si quieres parar ya sabes cuál es la palabra secreta.

Sinceramente, caminar así dolía un poco, pero me estaba gustando sentirme humillada y decidí continuar.

-Yo: Guau. 

Intenté imitar el ladrido de un perro.

-Bruno: Eso está mejor. Venga, vamos a la cocina.

Menos mal que la cocina estaba cerca, sentirme como un perro me estaba excitando pero mis piernas se resentían al moverme así.

-Bruno: Ahí tienes el desayuno.

No podía creerlo. Mi novio siempre intenta sorprenderme para mi cumpleaños, pero ahora me había dejado atónita, había comprado dos comederos para perros y había puesto allí mi desayuno.

-Bruno: Voy a quitarte la correa para que puedas comer más cómoda.

Aquello era muy humillante. Había un sándwich en uno de los cuencos mientras que el otro estaba hasta arriba de leche. Él sabía que a veces desayunaba esas dos cosas, es lo que suelo tomar cuando tengo prisa, pero ahora tenía que comérmelo como un perro. Sinceramente estaba cada vez más excitada. 

Quería sentirme humillada pero no imaginé que él tuviese tanta imaginación, pensaba que simplemente me daría unos azotes y jugaríamos un poco en la cama. Esto era mil veces mejor, aunque tampoco quería confesárselo.

-Bruno: Venga, vamos.

Cuando miré a Bruno el ya estaba sentado con las piernas cruzadas, mirándome, sabiendo que ver comer así sería un espectáculo.

-Yo: ¡Guau!

Decidí empezar por el Sándwich y descubrí que era muy complicado comerme un sándwich así. No podía usar las manos y al acercar mi cara al cuenco solo podía usar los labios y la lengua, pero no podía morderlo bien.

-Bruno: Vamos a estar aquí hasta que te lo comas todo.

Miré a Bruno y estaba sonriendo, casi riendo. Ahora sí que estaba pasando vergüenza. En una situación normal le hubiese molido a palos para vengarme, pero decidí seguir con el juego. Probé cambiando a la leche y por suerte era más fácil. Sacando los labios un poco podía sorberla con algo más de comodidad, aunque me mojaba la nariz.

Podría habérmelo bebido todo pero quería alternar con el sándwich, el cual era el verdadero reto. Creo que estuve un minuto intentando comérmelo seguía sin saber cómo hacerlo. Al estar dentro de un cuenco tampoco podía comérmelo por un lateral, solo podía mordisquear un poco la capa de pan superior.

-Yo: No puedo…

Decidí hablar. No quería romper la magia pero realmente no podía.

-Bruno: Joder…

Él se levanto y cogió el comedero… para darle la vuelta y tirarlo todo por el suelo. El sándwich acabó totalmente desmontado.

-Bruno: ¿Ahora te lo puedes comer?

-Yo: ¡Guau guau!

Ladré indicándole que quería seguir pero antes de pensar lo que había pasado el siguió hablando.

-Bruno: Por cierto, el suelo está limpiado a conciencia por si pasaba esto, no te preocupes.

¿Hasta ese punto había llegado a predecir? Le conocía tanto que sabía que no me haría comer comida del suelo, pero… si lo había limpiado bien… decidí creerle y empecé a comerme la comida del suelo. Seguía sin ser fácil. Intenté usar las manos un poco pero entonces…

-Bruno: ¡No! Las manos no puedes usarlas, eres un perro.

Entendí que tenía que despegar la comida del suelo usando la lengua, pegando la cabeza prácticamente con el suelo. Cuando conseguía meterme la comida en la boca tenía que agarrar con los labios lo que había conseguido coger para que no cayese de nuevo al suelo, por lo que tuve que comer los ingredientes por separado, primero una de las rebanadas de pan, después me comí el queso, el jamón y finalmente la otra capa de pan.

-Bruno: Cariño…

Bruno hizo una pequeña pausa que me dejó algo intrigada.

-Bruno: Iba a preguntarte si te estaba gustando por ahora lo que estábamos haciendo pero acabo de ver lo mojada que estas, nunca te había visto el coño chorreando así.

¡Qué vergüenza! Cuando me humillaba así me gusta pegarle pero hoy no podía y eso me ponía más cachonda todavía.

-Bruno: Bueno, si te está gustando ladra.

-Yo: ¡Guau!

-Bruno: Muy bien, vamos a limpiarte un poco entonces.

Él se agachó y pasó sus manos por mis muslos y parecía que tenía la mano mojada pero entonces lo entendí, mis flujos estaban chorreando por mis piernas y casi llegaban al suelo.

-Yo: ¡No puedo más! ¡Qué vergüenza!

-Bruno: Jajajajajajaja. Venga perrito, límpiame la mano ahora con tu lengua.

Tuve que hablar porque no podía soportarlo más pero él siguió con el juego y me acercó su mano llena de mis flujos para que se la limpiase.

-Yo: Cuando te toque a ti te vas a enterar. Prepárate.

-Bruno: Jajajajaja. Demasiado habías aguantado ya sin decir nada. Venga saborea tus fluidos.

-Yo: Estoy acostumbrada ya después de hacerte tantas mamadas tras follar.

-Bruno: Los perros no hablan.

Me quede un poco callada y volví a aquel jueguecito.

-Yo: Guau…

-Bruno: Así mejor.

Tras ladrar empecé a chuparle la mano. Pensaba que conocía el sabor de mis flujos pero ahora sabían diferente, quizás cuando los había probado estaban mezclados con el sabor de la polla de mi marido, pero además había bastante cantidad, su mano estaba muy mojada. ¿Tanto había chorreado?

-Bruno: Venga sigue, déjame la mano bien limpia como sueles hacer con mi polla.

Me entraron ganas de morderle para molestarle, pero me aguanté las ganas y acabé siendo obediente. Metí mi lengua por todas partes, incluso entre sus dedos hasta asegurarme de que su mano ya no sabía a mis fluidos, aunque ahora estaban llenas de saliva.

-Bruno: Bueno…

Volvió a hacer una pequeña pausa.

-Bruno: Tenía pensado hacer más cosas, pero… llevo un rato muy cachondo y me has chupado la mano de una forma que no puedo aguantarme más, toma.

Bruno se puso en pie y se bajó el pantalón del pijama junto con los calzoncillos, todo a la vez para mostrarme su polla bien dura.

-Bruno: Chúpamela como un perrito, como la perra que eres, sin usar las manos.

Yo me acerqué a su entrepierna de rodillas poniendo las manos en el aire con los dedos mirando hacia abajo, intentando imitar a esos perros que intentan andar a dos patas.

-Bruno: Muy bien, así, y trágatelo todo cuando me corra.

Normalmente no solía tragarme el semen de mi novio, no me gusta demasiado y suelo escupirlo cuando se corre, pero sé que a él le gusta que me lo trague por lo que algunas veces lo hacía. Hoy mandaba él así que me tocaba tragármelo todo. 

-Yo: ¡Guau!

Me la metí en la boca y empecé a chupársela. Siguiendo con el juego intenté dejar la lengua un poco fuera como si fuese una perrita y creo que le gustó bastante. Tardó menos de dos minutos en correrse y eso que normalmente ni siquiera conseguía que se corriese con una mamada. 

-Bruno: Venga, trágatelo todo.

Le hice el jueguito de enseñarle el semen antes de tragármelo. Hacerlo en aquella posición con las manos en pose de perrito me excitó incluso a mí. Sin duda fue la vez que más semen he tenido que tragarme de mi novio, nunca me había soltado tanto en la boca.

-Bruno: Bueno, vamos a seguir, voy por la correa de nuevo.

-Yo: Un momento Bruno, no puedo más, estoy súper cachonda, fóllame por favor.

-Bruno: Si te portas bien y haces lo que te ordene podrás tener sexo, pero todavía tenemos que hacer algo más.

Bruno salió de la cocina y me dejó allí sola. Llevaba mucho tiempo andando a gatas y aproveché para tumbarme allí mismo y descansar. El suelo apenas estaba frio, fue entonces cuando observé que la calefacción estaba puesta, por eso tampoco tenía frio andando desnuda por casa, mi novio realmente había pensado en todo. 

Cuando llegó yo seguía tumbada en el suelo y estaba bastante cómoda, así que fingí ser un perro tumbado boca arriba para estar así un rato más, pero cuando vi que volvía con algo en la mano tuve que darme la vuelta para ver bien lo que traía.

-Bruno: Te he comprado otro juguetito, mira.

Lo que tenía en sus manos era un butt plug, es decir, un juguete sexual que se introduce en el culo como si fuese un tapón. No suelen usarse para moverlos dentro de tu ano, simplemente se introducen para dejarlo ahí puesto un rato y disfrutar llevándolo. Este butt plug en concreto tenía una peculiaridad, la parte que quedaba fuera del culo tenía forma de cola de perro. Sí, mi novio quería ponerme una cola de perro en el culo. 

-Bruno: ¡Tachán! Hoy vas a ser una perrita total.

-Yo: ¿En serio? Que ganas tengo de pegarte.

Quería golpearle, pero decirlo estando de rodillas solo me hacía sentir más humillada.

-Bruno: Si quieres que te folle ya sabes lo que tienes que hacer.

Tardé unos segundos en responderle.

-Yo: ¡Guau!

Me giré para mostrarle mi culo y lo levanté todo lo que pude para que quedase lo más abierto posible. Yo no era muy fan del sexo anal, me duele un poco cuando lo hacemos por ahí, pero a veces le dejaba hacerlo porque sabía que le gustaba. En esta ocasión estaba tan cachonda que me daba igual todo, solo quería hacer todo lo necesario para acabar follando lo antes posible.

-Bruno: Muy bien, quédate así.

Pude ver como sacaba nuestro frasco de lubricante de su bolsillo. Se puso un poco en la mano y empezó a tocarme el ano para dejármelo bien resbaladizo.

-Bruno: Otra vez estás chorreando, nunca te había visto así Marta.

Esta vez me callé y no dije nada.

-Bruno: Bueno, esto ya está preparado, al juguete ya le puse lubricante también. Ahora relájate que voy a metértelo.

Yo puse mis manos en el suelo como si fuesen una almohada para apoyar ahí la cabeza e intenté relajar todo lo que pude mi ano para que entrase con facilidad. Al mirar aquel butt plug me pareció que era menos grueso que la polla de mi novio (y mucho menos largo) por lo que quizás me dolía menos cuando me la metiese.

-Bruno: Ahí va.

Entró en un momento y para colmo… me gustó. Me gustó la sensación de cómo entró y me gustaba la sensación de tenerlo dentro.

-Bruno: Que tal.

-Yo: ¡Guau!

-Bruno: Bueno, date un paseíto por la cocina a ver cómo le queda esa colita a mi perrita.

¡Vaya! Se sentía bastante bien dentro pero cuando empecé a moverme se sentía aún mejor y para colmo la cola que sobresalía por mis nalgas era bastante suave, me gustaba la sensación que me transmitía al tacto.

-Bruno: Te queda bastante bien. Venga, vamos al salón y nos ponemos en la alfombra, ahí estarás más cómoda.

¡Milagro! Ya me dolían un poco las manos y bastante las rodillas, la alfombra parecía un buen lugar para que me follase como la perra que estaba siendo. 

Moverme gateando era cada vez más extraño, llevaba tanto tiempo mirando hacia el suelo que me sentía un poco mareada y empezaba a tener las palmas de las manos y las rodillas cada vez más rojas y doloridas, pero por otra parte estaba muy cachonda y sentir aquel juguete en mi culo y aquella cola entre mis nalgas se sentía realmente bien.

Unos segundos antes de llegar al salón ocurrió algo casi absurdo. Estaba tan mojada que mis flujos llegaron hasta una de mis rodillas y al moverme… me resbalé.

-Bruno: ¿Estás bien?

Yo no dije nada, estaba bien pero me había asustado con ese resbalón y tampoco quería decirle lo que había pasado, me daba vergüenza.

-Bruno: Acordamos que teníamos una palabra de seguridad, si estas cansada o algo dímelo cariño.

-Yo: ¡Que no estoy cansada! Solo me he resbalado, venga, vamos a seguir.

Él se agachó para ayudarme y ver como estaba y entonces se dio cuenta de lo que había pasado. ¡Qué vergüenza!

-Bruno: Cariño, a parte del resbalón, tienes las rodillas muy rojas. ¿De verdad estás bien?

-Yo: Mira, estoy súper cachonda pero como me hagas repetírtelo de nuevo te quedas hoy sin perra. ¿Está claro?

Bruno se quedó callado unos segundos.

-Bruno: A partir de ahora no tendré piedad, más te vale prepararte porque esto todavía es el comienzo.

Él volvió a su papel de chico duro que era lo que tanto me estaba gustando.

-Yo: ¡Guau! ¡Guau! ¡Fóllame!

Hacía tiempo que no estaba tan desesperada por follar, además me gustaba mucho hacerlo a cuatro patas, así que mientras ladraba volví a enseñarle mi culo para que lo viese menearse con la colita que llevaba puesta en mi ano. Unos segundos después pude sentir las manos de Bruno tocando mis nalgas, por lo que él ya estaba de rodillas tras de mí, preparándose para follarme.

-Bruno: Tenía intención de dejarte sin follar todo el día, pero has sido un buen perrito y me daba pena verte así, tendré que follarte un rato.

Siempre sabía qué decir para molestarme con cariño, pero molestarme al fin y al cabo. Aun así estaba tan deseosa que solo podía seguirle el juego.

-Yo: ¡Guau!

Vi como la camiseta de mi pareja caía al suelo a mi lado, el ya estaba totalmente desnudo y solo unos segundos después ya estaba preparándose para metérmela.

-Yo: ¡Guau! ¡Guau!

El pasó su polla por todo mi coño antes de meterla, como si quisiese aprovechar los flujos que estaba soltando para lubricársela. Tras unos segundos de jugueteo por fin me la metió, y lo hizo bien hasta el fondo.

-Yo: ¡Ahhh!

-Bruno: ¡Uf!

Creo que ambos nos dimos cuenta de algo nuevo, yo seguía llevando el butt plug, por lo que cuando me la metió se sintió diferente, y más placentero.

-Bruno: ¡Joder! Con la cola puesta tienes el coño más apretado.

-Yo: ¡Ahh! ¡Sii!

Por fin empezó a follarme y me encantaba, pero no imaginé que pudiese sentirse tan bien por culpa de aquella cola artificial. Con lo cachonda que estaba no pude evitar empezar a gemir.

-Yo: ¡Ahhhhh! ¡Siiiiii!

-Bruno: ¡Tienes que ladrar perrita!

-Yo: ¡Guau guau! ¡¡¡AHHH!! ¡Me encantaa! ¡Guau guau!

Sus movimientos eran cada vez más rudos y yo empecé a mover también mi culo para amplificar su penetración. Me moría de placer, sentir dos cosas a la vez en mi interior me estaba encantando. También podía sentir que mi novio estaba disfrutando muchísimo, quería hacérmelo tan fuerte que a veces su polla se salía por completo de mi coño y tenía que parar para meterla de nuevo (y eso me frustraba bastante).

Llegamos a un punto donde el orgasmo estaba cada vez más cerca y mis piernas empezaron a temblar, pero por algún motivo el butt plug se salió de mi culo. (Quizás al sentir tanto placer mis músculos se contrajeron y lo expulsé, o quizás las embestidas de mi pareja provocaron que se saliese, quien sabe).

-Yo: ¡Métemelo otra vez!

Los movimientos de Bruno eran cada vez más erráticos, sentía que iba a correrse y yo estaba prácticamente igual. El simplemente cogió de nuevo el juguetito y volvió a metérmelo, pero cuando lo hizo empezamos a corrernos los dos como locos.

-Yo: ¡Ahhhhhhh! ¡Diosss! ¡Siiiii! ¡Joderrrr! ¡Te quiero, te quiero!

A Bruno le encantaba metérmela hasta el fondo para correrse y eso estaba haciendo, podía notar su semen caliente salir de su polla mientras yo seguía gritando de placer. Unos segundos después me tiré en la alfombra para descansar, lo que hizo que su pene se saliese de mi coño.

-Yo: Joderr. Joder… ha sido brutal.

Bruno se tumbó a mi lado, también exhausto.

-Bruno: No te puedes ni imaginar lo bien que se sentía tu coño con el butt plug en tu culo, estaba como más apretadito. Esto tenemos que repetirlo.

-Yo: Bueno, si te portas bien lo hacemos otro día.

-Bruno: ¿Estás cansada?

-Yo: Bastante. Llevo ya un rato andando a cuatro patas, me tiembla todo.

-Bruno: ¿Puedes limpiarme la polla con la boca o prefieres descansar? Es que me encanta cuando me la chupas después de correrme.

-Yo: Bueno vale, pero dame un descansito después.

(CAPÍTULO 4) 

Puse a Bruno boca arriba con la intención de volverme a meter su polla en la boca, esta vez con la intención de dejársela bien limpia. No me gustaba tragarme su semen, pero me gustaba chupársela después de follar, cuando su polla estaba mezclada con mis flujos.

Empecé a chupársela mientras acariciaba sus muslos, sabía que era una de sus debilidades. Lo mejor de todo es que era la segunda vez que se corría, por lo que su pene estaba un poco flácido y eso me permitía metérmela casi entera en la boca. Cuando la tiene dura tenerla en la boca es como chupar un polo, pero cuando se ha corrido es más manejable y puedo pasármela por toda la boca mientras juego con mi lengua.

Había pasado un minuto y pude notar como su polla volvía a bombear sangre y a recomponerse para ponerse bien dura. Normalmente tras la segunda corrida podía tener su polla flácida unos 5 o 10 minutos en mi boca sin problema, pero hoy era un día diferente y ya estaba recuperándose.

-Bruno: Bueno, quédate aquí descansando, voy por unas cositas para seguir con tu regalo de cumpleaños.

-Yo: Vale.

-Bruno: Quiero que sigas siendo un perrito, así que ya sabes.

-Yo: ¡Guau!

-Bruno: Mejor, pero no me refería a eso.

Bruno señaló al butt plug que estaba sobre la alfombra. Yo me lo había quitado pensando que sería algo temporal, pero él quería que siguiese llevándolo. Yo me puse de nuevo a cuatro patas y pegué mi pecho en la alfombra, levantando mi culito para que fuese él quien me lo pusiese.

-Bruno: Buena perrita. Bueno, escucha con atención, ahora voy a dejarte sola, tengo que hacer unas cosas pero quiero que sigas actuando como una perrita aunque no esté, por eso…

Él terminó de ponerme la colita de perro de nuevo en mi culo y señaló a una de nuestras estanterías.

-Bruno: He puesto un par de cámaras en el salón. Quiero grabar como te comportas como una perrita mientras no estoy. La verdad es que me pone bastante que lo hagas y me serviría para pajearme cuando tú no estás o cuando estoy en el trabajo.

-Yo: ¿En serio vas a dejarme sola así?

-Bruno: ¡Shhhh! Ahora eres mi perrita, compórtate como tal. Volveré en unas horas, déjame un buen vídeo y pórtate bien.

Volví a ponerle cara de desaprobación, pero al final acepté su juego.

-Yo: ¡Guau!

-Bruno: Muy bien. Bueno, aquí te dejo algunas cositas más antes de irme.

Él salió un momento de la habitación, pero volvió rápidamente.

-Bruno: Toma, te he comprado una cama para perros, puedes descansar aquí mientras no estoy.

Realmente había comprado una de esas grandes camas acolchadas para perros. Estaba descubriendo una afición de mi novio que no conocía, la de tratarme como una perra.

-Bruno: Aquí te dejo algo más.

Bruno cogió el cuenco de comida para perros donde hace un rato puso mi sandwich y lo puso justo delante de su polla.

-Bruno: Tú decides que hacer con este regalo.

Sí, mi novio empezó a orinar en aquel bol. Le costaba bastante porque seguía teniéndola algo dura incluso después de correrse dos veces. Cualquier otro día me hubiese enfadado con él, pero podía sentir que aquello le ponía cachondo y la verdad es que llevaba un tiempo queriendo verle orinar y simplemente decidí ver como lo hacía (aunque no podía verlo muy bien a 4 patas).

-Bruno: Bueno, aquí te dejo este regalito. No hace falta que hagas nada con esto, yo simplemente voy a dejarlo aquí. Pero me encantaría tener un recuerdo en vídeo viéndote beber un poco. 

-Yo: ¡Guau!

Él se quedó callado un unos segundos.

-Bruno: Estoy cachondísimo ahora mismo, volvería a follarte de lo cachondo que estoy, pero tengo que irme para preparar tu regalo de cumpleaños.

Él empezó a vestirse con la polla aún bastante dura. ¿Donde tenía que ir?

-Yo: ¿Tengo que seguir actuando como una perra mientras no estás entonces?

-Bruno: Exacto, y creo que voy a tardar unas dos horas. Me encantaría tener un vídeo tuyo así, si quieres descansar y lo haces en la cama que te he comprado sería estupendo.

-Yo: Venga, no te vengas abajo ahora que me estaba gustando mucho tu faceta dominante.

El volvió a quedarse unos segundos callado, asimilando que realmente me gustaba su petición.

-Bruno: Muy bien perra, pues ya sabes, cuando tengas sed ahí tienes tu refresco.

-Yo: Genial, pero antes sácate un momento la polla de nuevo.

Él se quedó mirándome extrañado, pero hizo lo que le pedí. Su polla estaba ya algo más calmada, pero yo me puse de rodillas y me la metí unos segundos otra vez en la boca.

-Yo: No te habías limpiado la polla después de mear, quería dejártela limpia de nuevo.

-Bruno: Me cago en la puta Maya, que ya tenía la polla más calmada, me la has puesto dura de nuevo.

-Yo: ¡Guau!

En ese momento el teléfono sonó.

-Bruno: ¡Mierda! Tengo que irme ya. Aquí te dejo perra, dentro de un rato vengo por ti.

-Yo: Guau, guau.

-Bruno: Una última cosa. ¿Ves esto? Es un mando a distancia. Tu anal no solo tiene una cola de perro, también tiene vibración. Espero que disfrutes de la vibración mientras me esperas.

Aquello me sorprendió muchísimo pero antes de poder reaccionar Bruno activó la vibración y un cosquilleo recorrió todo mi cuerpo. Mi culo empezó a vibrar, aquello se sentía muy, muy bien.

-Bruno: Nos vemos en un rato perra, pórtate bien y déjame un buen vídeo.

Esta vez no ladré, el tema de la vibración me había sorprendido mucho más que la cama para perros o la meada que me había dejado para beber. Antes de darme cuenta Bruno ya se había ido y yo estaba allí, sola y a 4 patas.

Lo primero que quería era descansar, así que me acerqué a la cama para perros y me acurruqué en ella como un perro. Me aseguré de que se viese bien en cámara e intenté descansar, tanto rato gateando y follando me tenía molida.

Estuve unos 5 o 10 minutos dando vueltas en aquella cama para perros y la verdad, era cómoda, grande y suave, pero había un problema, la puta vibración del butt plug. Era una vibración muy muy suave, pero me mantenía cachonda y no podía relajarme. Lo primero que pensé fue en quitarme aquel juguete, pero me daba pena arruinar el vídeo de mi novio tan pronto. Estuvo otros 5 minutos pensando que hacer y entonces tuve una idea, hice trampa. Puse mi culo de espaldas a la cámara y de forma discreta me saqué el butt plug, de tal forma que no pudiese apreciarse que lo había hecho.

Ahora sí pude descansar mejor, al menos durante un rato, hasta que un ruido a taladradora empezó a sonar en el sótano. ¿Qué estaba haciendo mi novio allí?

Aquel ruido me despertó de nuevo. Llevaba una media hora y no había hecho nada especial para mi novio, así que decidí darle algo digno para el recuerdo. Suavemente volví a meterme la cola de perro (que seguía vibrando) y me levanté de la cama andando a 4 patas. Poco a poco empecé a moverme por el salón en esa posición mientras daba algunos ladridos. No me movía mucho y casi siempre lo hacía alrededor de la alfombra, era el lugar más cómodo, pero algo no iba bien. La puta vibración me excitaba y seguir actuando como un perro solo me ponía más y más cachondo.

¿Qué más podía hacer? Masturbarme era algo que cada vez pasaba más por mi mente pero no sé si era algo digno de una perra. Entonces recordé el último regalo que todavía no había usado, la orina de mi novio.

Me acerqué al bol que mi novio me había dejado pero al acercar la cara el olor a orina ya era bastante profundo y asqueroso. No me apetecía beberlo.

No me apetecía beberlo es cierto, pero por otra parte estaba cachonda y también quería dejarle un buen recuerdo a mi novio. ¿Podía fingir que bebía de aquel cuenco? Parecía que el vídeo iba a estar lleno de momentos falsos, pero la excitación que sentía era muy real.

Poco a poco acerqué mi cara al cuenco y puse mi culo mirando a la cámara. Era un plano genial en el que no se me veía la cara y podía fingir que bebía, pero aún quedaba lo mejor, iba a masturbarme en esa posición. 

Todo estaba preparado y yo ya estaba mojada, así que puse una de mis manos en mi coño y empecé a masturbarme mientras acercaba mi cabeza al bol para fingir que bebía.

Estaba cachondísima, la vibración ayudaba bastante y el olor a orina, aunque era intenso, también me excitaba. Una de mis fantasías más profundas era que mi novio me mease encima y ahora tenía su orina justo delante. La opción de saborearla cada vez era más tentadora. En menos de un minuto ya había cambiado de opinión y estaba dispuesta a probarla. Acerqué mi cara lentamente a aquel líquido amarillo pero justo cuando mi lengua iba a hacer contacto me di cuenta de un pequeño fallo, aquello no iba a verse en cámara, pero eso tenía fácil solución, me giré un poco para que mi cara se viese bien en la pantalla tomando el regalo de mi novio.

Esta vez sí, bajé mi cabeza y pasé mi lengua por su orina. Sinceramente me supo a poco, con la lengua no pude saborear bien, así que esta vez bajé los labios y me dispuse a beber, y eso hice.

Sinceramente, fue genial. Me encantó, no me lo esperaba. Seguramente cualquier persona deteste beber orina, incluida yo, pero en aquel momento estaba tan cachonda que incluso sentía que sabía bien. Se sentía tan bien que incluso di un segundo sorbo, y tras el segundo sorbo vino un tercer sorbo, pero antes de volver a beber por cuarta vez, casi sin darme cuenta, empecé a correrme.

Me dejé llevar de una forma tan sorprendente para mí que perdí el control de mi orgasmo. Tenía intención de alargarlo pero lo que estaba haciendo era tan sucio y extremo que me corrí sin previo aviso y fue una corrida tan salvaje que el maldito butt plug volvió a salirse. Parecía que al correrme contraía ciertos músculos que hacían que aquel juguete se saliese.

Justo tras correrme me tumbé en la alfombra, esta vez como cualquier persona lo hubiese hecho para simplemente descansar. Me sentía avergonzada por lo que había hecho y porque mi novio lo tendría siempre en vídeo, aunque muy en el fondo no me importaba.

---------

Esto es todo por ahora, puedes pulsar aquí para leer el siguiente episodio, pero si este es el más reciente que he escrito entonces no habrá nada nuevo.

Files

Comments

No comments found for this post.