Home Artists Posts Import Register

Content

Esta es una larga historia donde os contaré poco a poco como me convertí en una Maid sexual totalmente entregada. 

Te recomiendo comenzar a leer este relato por el principio (pulsa aquí para ir al primer capítulo). 

También puedes acceder de forma organizada y rápida a todos los capítulos si pulsas aquí. 

Cuando termine todos los capítulos comenzaré a reescribir esta misma historia en forma de novela e intentaré publicarla en físico (lo que viene siendo un libro). Es uno de mis objetivos marcados en Patreon si llegábamos a 100$, gracias por vuestro apoyo.

CAPITULO 11

Supermercado

Entré en el vestidor y me desvestí completamente para colocarme aquel cinturón vibrador. Ese día llevaba minifalda y no sabía si al ponerme aquello sería muy aparatoso para caminar o simplemente si sería incomodo llevarlo. Por otra parte en ese momento no estaba del todo excitada y aunque el consolador era pequeño sabía que no entraría cómodamente. Tomé de decisión de tocarme y excitarme un poco para conseguir metermelo mejor.

Sabía que estaba haciendo esperar a Charlotte pero imaginaba que ella sabía el porqué. Unos minutos después salí de allí totalmente vestida y ella me estaba esperando.

-Charlotte: ¿Qué tal? ¿Vas bien?

-Yo: Es sorprendentemente cómodo.

La verdad es que era cómodo y disimulado. El hecho de tenerlo dentro ya me hacía estar bastante cachonda, pero incluso al caminar era flexible, sin duda estaba hecho para llevarlo puesto mientras andas.

Al poco rato ambas salimos de casa. En cierta forma me hacía ilusión estar con ella en ese momento, poco a poco cada uno de sus actos hacía que me enamorase de ella sin darme cuenta. Mi mente pensaba en ella mientras íbamos al supermercado pero eso pronto cambió cuando ella decidió activar la vibración.

-Charlotte: El mando tiene 5 modos. Apagado, 25%, 50% 75% y 100% de intensidad. Voy a poner el 25% para que veas cómo se siente.

-Yo: ¡Ahhhh!

¿Eso era 25%? Era increíblemente placentero. El vibrador tenía una zona específica para el clítoris y sin duda era la que más podía sentir. Con solo el 25% de intensidad ya dejé de andar por la excitación que me producía.

-Charlotte: Realmente no estás acostumbrada a los juguetes con vibración. <<Dijo mientras sonreía>>.

Yo puse mi mano en su hombro, casi sentía que podía tirarme al suelo aquel placer.

-Charlotte: Venga, intenta caminar.

Comencé a caminar lentamente. No podía parar de pensar en que eso era solo el 25%. 

-Charlotte: Antes de llegar al supermercado vamos a dar un paseo para que te acostumbres, si caminas así de mal destacas demasiado.

Me solté de ella y comencé a caminar con algo más de ritmo. Seguía siendo un paso lento, pero poco a poco conseguí andar sin que llamase la atención. De hecho descubrí algo importante, estaba segura de que ese nivel de vibración podía hacer que me corriese, pero mientras caminaba conseguía mitigar esos efectos.

-Yo: Parece que si camino puedo aguantarlo mejor.

-Charlotte: Muy bien. Volvamos a dirigirnos al supermercado.

El supermercado quedaba lejos ya que habíamos andado durante un buen rato sin rumbo.

-Charlotte: Toma.

Ella me dio un Cleenex.

-Yo: ¿Y esto?

-Charlotte: Las piernas te chorrean.

Llevábamos caminando un buen rato y estaba tan concentrada en el simple hecho de caminar que no me di cuenta de lo mojada que estaba. Me limpié con discreción en una calle donde nadie pasaba. Estábamos a punto de llegar al supermercado cuando Charlotte comenzó a separarse de mí.

-Charlotte: Si quieres que corte en algún momento solo tienes que decirlo o hacer algún gesto, de todas formas yo voy a estar atenta para que no quedes muy expuesta, no tienes que preocuparte.

Ya podía ver el supermercado a lo lejos y Charlotte siguió alejándose de mí hasta alcanzar un punto en el que parecía que ya no íbamos juntas. Las puertas correderas de la tienda se abrieron y Charlotte puso la vibración al 50%.

Mi paso se volvió increíblemente más lento pero conseguí no parar. Esta vez fue por fuerza mayor ya que había más gente allí entrando y saliendo. Estoy segura que en ese momento mi cara tuvo que volverse un poco más roja, podía sentir una vergüenza increíble.

Mientras entraba miré la lista de la compra. Recuerdo que miraba las letras pero no podía leerlas, solo caminaba mientras hacía como que leía. La vibración volvió al 25% y aunque la vibración bajó ese gesto también me dio mucho placer ya que me hizo entender que ahora estaba a su merced.

En cualquier caso eso fue un momento de descanso que me hizo centrarme en la lista. Lo primero en la lista era comprar agua.

Tenía la suerte de conocer ese supermercado pero entonces comencé a pensar. ¿Era una suerte? ¿Estaba disfrutando con lo que estaba haciendo? ¿Quería salir de allí rápido o no?

Cogí una botella de agua y volví a mirar la lista. Un kilo de gambas era el siguiente objetivo.

Al dejar de leer la vibración volvió al 50%.

Ahora sí me quedé quieta. No podía evitar pensar que por mucho que anduviese aquella intensidad podía hacer que me corriese allí mismo. Quería decírselo a Charlotte pero estaba lejos y por su forma de actuar entendí que si me acercaba a ella se alejaría, estaba su merced. No quería parar, pero tampoco rendirme así que decidí continuar.

Por si todas estas sensaciones fueran poco, al dirigirme a la sección de pescadería me di cuenta del verdadero reto de comprar un kilo de gambas. Tenía que hablar con el dependiente.

Había algunas personas esperando y tenía que sacar número. Cogí el 44 y el marcador iba por el 41, sin duda parar y esperar era lo peor que podía ocurrir.

-Tendero: ¡Cuarenta y dos!

El pescadero comenzó a atender al siguiente cliente pero comenzaba a pensar que iba a correrme antes de llegar a mi número. Me apoyé en un estante intentando calmarme.

El tiempo pasaba y el puñetero señor que estaba pidiendo pescado no terminaba nunca, no sabía que había gente que pudiese comprar tanto pescado y que un tendero pudiese ser tan lento.

-Tendero: ¡Cuarenta y tres!

Estaba a solo un número pero tuve que cambiar la estrategia, sabía que iba a correrme pronto así que la prioridad ahora era hacerlo lo más disimuladamente posible.

Mire a mi alrededor, nadie me miraba, eso era bueno, pero lo mejor era ir a otro pasillo donde nadie me viese. Sin duda esa era la mejor opción… pero ya no podía caminar, el placer era tan grande que era cuestión de segundos que me corriese.

Di la espalda al mundo para hacer como que miraba el estante. Ni siquiera recuerdo lo que había allí.

Mi respiración se volvió muy rápida, tampoco me había corrido nunca estando de pie.

-Tendero: ¡Cuarenta y cuatro!

Era mi número pero poco me importaba.

-Tendero: ¡Señora! ¿Lo tiene usted?

¿Se dirigía a mí? Me daba igual, no podía mirarle, estaba a punto de correrme. Puse las dos manos en el estante, necesitaba sujetarme.

-Charlotte: ¡Soy yo! Deme un kilo de gambas.

Charlotte actuó para ayudarme pero tras escucharla no aguanté más.

-Yo: Mmmmmm…Ummmmmm..Ahhhhh……..

Comencé a correrme muy fuerte e intenté que fuese de forma disimulada aunque no se si lo conseguí. Nunca había tenido un orgasmo tan placentero y hacerlo allí me excitaba todavía más. Las piernas me temblaban exageradamente y no sabía si alguien me había visto pero tras unos segundos de corrida tuve que hablar en voz alta.

-Yo: Corta corta.

Necesitaba que aquella vibración cesase y tras hablar automáticamente Charlotte paró el aparato. Sentía que mi vagina seguía temblando ¡y realmente me asuste! Pero tras unos segundos entendí que era una sensación residual después de tanta vibración.

-Charlotte: ¿Todo bien?

Ella se acercó a mí tras comprar.

-Yo: Sí, es que me corrí.

Mis piernas seguían temblando un poco del placer y chorreaba por todas partes. Realmente estaba un poco atolondrada, solo disfrutaba de aquella sensación.

-Charlotte: Vamos, dame la mano, vamos despacito a movernos.

La vibración tras correrme era incómoda, pero ahora el dildo era lo que me daba placer mientras andábamos.

Fuimos a un pasillo donde había muchos vinos. No había nadie allí y Charlotte sacó otro clínex para limpiarme. ¡Yo iba en una nube! Cuando ella se agachó para limpiarme fue cuando volví en mí. Charlotte me estaba dando la mano y limpiando mis piernas en mitad del supermercado.

Este momento es el que se repitió en mi cabeza durante las próximas semanas y fue una de las cosas que hizo que me enamorase de ella.

-Charlotte: ¿Quieres seguir?

-Yo: No.

-Charlotte: Vale.

-Yo: Pero porque quiero descansar, me ha encantado hacer esto.

-Charlotte: Se te nota, no hace falta que me lo digas. <<Volvió a decime con una sonrisa.>>

-Yo: ¿Podemos seguir de la mano un poco más?

Sin duda seguía en una nube mental pero era lo que quería en ese momento.

-Charlotte: Me encanta que me lo digas, muy bien. 

Esta vez su sonrisa era mucho más sincera, parecía que le había sorprendido mi proposición de ir de la mano y todavía hoy no entiendo como fui capaz de decirle algo así, posiblemente fue la excitación que tenía en ese momento.

Ambas fuimos a caja a pagar y volvimos a casa de la mano. ¿Comenzáis a entender porqué poco a poco me enamoraba de ella?

El próximo episodio es mi quinta visita a la mansión y sé que la historia volverá a sorprenderos.

Si pulsas aquí podrás ver y leer el siguiente capítulo (excepto si este es el más reciente). Normalmente escribo un nuevo capítulo cada semana.

Files

Comments

Anonymous

Me está encantando este relato, está genial

Anonymous

La verdad es que no habia tenido tiempo de leer la novela, y este es el primer capitulo al que le hago una hojeada y me ha gustado mucho. Sin duda empezare a leerla desde el inicio.