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Esta es una larga historia donde os contaré poco a poco como me convertí en una Maid sexual totalmente entregada. 

Te recomiendo comenzar a leer este relato por el principio (pulsa aquí para ir al primer capítulo).


CAPITULO 4

PRIMER DÍA DE TRABAJO

En el capítulo anterior os contaba que tras mi visita a aquella casa, estuve todo el fin de semana caliente, fue casi una tortura, estaba llena de dudas. Me daba miedo trabajar allí, pensaba que aquello podía corromperme, pero lo que había visto me excitó tanto que no podía parar de pensar en lo que me esperaba si pisaba aquella casa.

Llegó el lunes y dos horas antes de salir aun tenía dudas. Recuerdo comenzar a vestirme mientras pensaba ‘’Solo voy a pasar por delante de la puerta, pero no voy a entrar’’. También recuerdo caminar hacia allí diciéndome a mi misma que no pisaría aquella casa, pero cuando llegué, toqué el timbre.

La persona que me abrió la puerta es a día de hoy una de las personas más importantes en mi vida, aunque en aquel entonces todavía no la conocía. Al parecer hoy no trabajaba el mayordomo que me atendió el otro día, si no una chica de mi edad con un atuendo de Maid como el que llevaba Cristina, la chica que vi en el despacho.

-¿Eres la chica nueva? <<Dijo aquella chica con una linda sonrisa en la boca>>.

-Sí.

-¡Qué bien! ¡Una compañera nueva! Espero que nos llevemos bien.

Ella me abrazó mientras me dijo aquello de una forma un poco forzada, aunque con el tiempo descubriría que realmente esa era su forma de actuar.

-¡Sígueme! Hoy voy a ser tu maestra y te voy a dar algunas tareas en la casa.

La acompañé como me dijo. Íbamos al vestidor pero antes de llegar tuvimos que atravesar parte de la casa y pude comprobar de nuevo que a primera vista nada parecía inusual y ni siquiera vi a nadie. Llegamos al vestidor y ella habló.

-Este es el vestidor, aquí nos cambiamos de ropa todos los que trabajamos. Esta va a ser tu taquilla, lo que dejes aquí no lo cogerá nadie. Puedes cerrar con llave o con un código, pero tras conocer a todos los que trabajan aquí puedo decirte que no te van a robar. Aun así cierra si te sientes más segura.

-Vale.

-Por cierto. Ya he puesto cosas en tu taquilla, la ropa con la que vas a trabajar y el collar blanco y rojo. Recuerda que debes llevar el collar para que los demás sepan que no pueden tocarte. No pasa nada si no lo llevas, pero es un indicador que hemos llevado todos y así podremos saber que vienes a trabajar y no eres una invitada.

Por si no lo recordáis, con el collar blanco y rojo indicaba que soy una empleada en pruebas y que nadie puede tocarme.

-Muchas gracias.

-¿Estás nerviosa? Cuando yo llegué la primera vez estaba muy nerviosa también. Pero tranquila, es normal. Hoy va a ser un día muy tranquilo, no te preocupes. Posiblemente lo más excitante que harás será vestirte de Maid como yo. 

Realmente en aquel momento ella dijo mayordomo, no maid, pero no quiero confundiros.

Miré a la taquilla y vi que había un traje como el suyo para mí. Durante todo el fin de semana fantaseé con vestirme como ‘’Cristina’’ así que ver que la fantasía iba a ser real me encendió un poco.

-Voy a salir para que puedas cambiarte. Por cierto, mi nombre es Lola.

-El mío es Marta.

-Un placer Marta, espero que podamos llevarnos muy bien.

Ella volvió a abrazarme y se marchó. Tras su cálido abrazo tuve que enfrentarme a aquella situación. Iba a vestirme con un traje muy sugerente para trabajar allí.

Me quedé en ropa interior y comencé a vestirme. Aquel traje me estaba muy ajustado aunque suponía que era parte de la magia. Los volantes de la falda hacían flotar la parte inferior del traje y sentía que cualquiera podía verme las bragas, además la falda en sí era muy corta lo que hacía sentirme aun más desnuda.

Por otra parte mis pechos parecían que iban a reventar en aquel corsé. Nunca había llevado tanto escote. En general nunca me había sentido tan sexualizada.

-Lola: ¿Has terminado ya?

-Sí, pasa.

Lola entró en el vestidor.

-¡Wow! ¡Te queda muy bien! 

Casi parecía saltar de alegría.

-Lola: Pero hay un problema, llevas el sujetador. Deberías quitártelo, el traje gana mucho así y con tus pechos va a quedar mucho mejor. Además cuando yo entré en la casa Charlotte me lo dijo expresamente. Ahora vuelvo, mientras tanto vuelve a cambiarte.

Lola se fue y yo volví a desvestirme para quitarme el sujetador. Volví a ponerme el traje pero ahora se sentía distinto, realmente me sentía un poco desnuda en aquel vestidor. Mis pechos estaban ahora mas sueltos y se veían mejor en el traje, pero yo me sentía más desnuda, aquello me excitaba un poco. Lola volvió a entrar.

-¡Madre mía! ¡Quiero meter mi cabeza entre tus pechos! Que envidia.

Yo sonreí intentando ocultar mi incomodidad.

-Sígueme, vamos a empezar con las tareas de la casa.

Llegados a este punto de la historia he de deciros que todas las tareas que hice fueron muy normales. Fregué el suelo de varias habitaciones, quité el polvo, puse la lavadora, y hice otras tareas del hogar col Lola. Todo fue muy ameno y Lola era muy simpática, sin duda fue una de las cosas que me hizo quedarme allí trabajando, la felicidad que transmitía.

Una de las habitaciones que si debería destacar fue una que solo tenía juguetes sexuales. Había de todo, DE TODO. Esposas, látigos, vibradores, dildos, velas, condones, bolas chinas y un montón más de cosas que os contaré en un futuro. Estando allí Lola me dijo:

-Esta habitación es para todos los trabajadores de la casa y para Charlotte también. Si tú quieres usar algo de aquí puedes venir y cogerlo. Cuando lo uses lo dejas en esta bandeja y cada día alguno de nosotros tiene que venir a limpiarlos y desinfectarlos. Es decir, no cojas nada de la bandeja porque está sucio y usado.

Lola me enseño como desinfectar aquellos juguetes y donde había que dejarlos. Fue lo que más me excitó aquel día, aunque tengo que confesar que en el fondo de mí esperaba más.

Tras acabar todas las tareas Lola me dijo que teníamos que ir al despacho de Charlotte para hablar con ella. Lola pegó en la puerta.

-¿Se puede?

-Charlotte: si, pasa.

Lola abrió la puerta y Charlotte estaba sentada, trabajando en su escritorio. Bajo la mesa estaba Cristina. No podía ver bien lo que hacía pero sin duda estaba allí. Pude ver como Charlotte indicó con un gesto bajo la mesa que Cristina parase, por lo que intuí que Cristina estaba haciéndole algo cuando llegamos, de hecho tras el gesto Charlotte cerró los ojos un poco, por lo que se pudo sentir que Cristina le estaba sacando algún tipo de juguete de su vagina. Mi corazón se aceleró a ver aquella bonita cara de placer.

-Charlotte: ¿Qué tal Marta? Como ha ido el día.

-Muy bien.

-¿Te lo has pasado bien con Lola?

-La verdad es que si.

-Lola es un encanto, quería que trabajases con ella porque es muy graciosa y divertida.

Charlotte conocía bien a Lola por lo que puede comprobar.

-Charlotte: Quiero que vengas mañana a las 7 en vez de a las 4. No tendrás que trabajar más, solo querré que hagas otras cosas. ¿Podrás venir a esa hora?

-Sí.

-Muy bien. Lola, acompaña a Marta a la puerta y cuando se vaya ven aquí conmigo, voy a jugar contigo un rato por conseguir que Marta vuelva mañana, eso es que te has portado bien con ella.

-Lola: ¡Siii! ¡Muchas gracias ama!

Ambas salimos de allí. Antes de irme pasamos por el vestidor y sentí la suficiente confianza con Lola como para preguntarle algo in poco indecente.

-¿Qué cosas sueles hacer con Charlotte?

-Soy su criada y me gusta cuando me trata como un perrito, es muy divertido. Hoy creo que me va a meter los dedos hasta que me corra y después quizás querrá que me la folle un rato. Tengo bastante suerte, soy de las que más sexo tiene con ella.

Todo lo que me contaba me excitaba mucho. En aquel entonces no era bisexual pero Charlotte tenía un encanto especial que realmente me gustaba, todavía no podía imaginarme teniendo sexo de una manera tan salvaje.

-Lola: ¿Te lo has pasado bien?

-Sí.

-Esto no ha sido nada. En esta casa pueden pasar muchas cosas, me encantaría que algún día las dos podamos tener sexo juntas.

Cuando dijo eso me dejó sorprendida. No había pasado por mi mente que también podría tener sexo con ella. Escuchar eso me gustó pero no dije nada, aun así, creo que pude mostrar con mi cara que no me parecía mala idea.

-¡Que tengas un buen día Marta! Nos vemos el miércoles.

-Hasta luego Lola, muchas gracias por todo.

Y así me fui de allí, con un calentón mayor que con el que llegué. Sin ninguna duda al día siguiente me esperaría algo mucho más sorprendente en aquella casa. Os lo contaré en el próximo capítulo 5.

Si pulsas aquí podrás ir directamente al siguiente episodio.

Comments

Anonymous

Me encantan tus relatos son muy excitantes