Home Artists Posts Import Register

Content

Esta es una larga historia donde os contaré poco a poco como me convertí en una Maid sexual totalmente entregada. 

Te recomiendo comenzar a leer este relato por el principio (pulsa aquí para ir al primer capítulo). 

También puedes acceder de forma organizada y rápida a todos los capítulos si pulsas aquí. 

Cuando termine todos los capítulos comenzaré a reescribir esta misma historia en forma de novela e intentaré publicarla en físico (lo que viene siendo un libro). Es uno de mis objetivos marcados en Patreon si llegábamos a 100$, gracias por vuestro apoyo.

CAPITULO 13

VERDUGO

Me costaba entender que un daño físico a una persona pudiese proporcionarle un estimulo sexual y por si fuese poco Cristina era una de las empleadas con las que todavía no había hablado. Una vez más esta era una situación chocante para mí.

¿Sabéis? En esta ocasión iba a decir que no. Realmente iba a negarme, no me sentía cómoda en aquella situación, pero Lola habló y me hizo cambiar de opinión.

-Lola: Marta, por favor, castígame fuerte.

-Yo: ¿De verdad te gusta esto?

-Lola: Si.

En ese mismo momento Cristina azotó el culo de Cristina con fuerza, no lo justamente entre ambas nalgas, lo que hizo que ambas se moviesen y se contoneasen con bastante sensualidad.

-Lola: ¡Ahhhh!

Aquello fue un grito de dolor y placer que vergonzosamente me estimuló por dentro.

Era extraño explicar lo que sentía en ese momento, podríamos decir que me apetecía azotarle el culo para complacerla a ella, pero no a mí. En ese momento tuve una interesante idea, me acerqué a Cristina y le propuse algo al oído para que Lola no lo escuchase.

-Yo: Que te parece si yo castigo a Lola y tu miras y te masturbas mientras tanto.

Cristina sonrió, me miró y me cogió de la mano para sacarme de la habitación. Parecía que la idea le había gustado y me sacaba de allí para decirme algo más sin que Lola nos escuchase.

-Cristina: Me parece bien, sígueme.

Ella accedió pero nos estábamos alejando del salón.

-Cristina: Vamos a coger algunas cosas.

Llegamos a la habitación donde estaban todos los juguetes sexuales. Había tantas cosas allí no podía llegar a marear y fue curioso ver los que Cristina estaba eligiendo. Primero cogió una especie de auriculares, después cogió una fusta y finalmente cogió un consolador bastante grande y grueso, seguramente también tenía opción vibratoria.

-Cristina: Te propongo algo, entramos sin hacer ruido y le tapamos los oídos, así no sabrá quien la está azotando.

Entendí que aquellos auriculares no eran para escuchar, si no más bien unos aislantes de sonido.

-Yo: ¿Y el resto de cosas?

-Cristina: La fusta es por si quieres usarla y el consolador es para mí.

Ella parecía bastante excitada con la situación y la verdad es que era un poco contagioso. Salimos de allí y antes de llegar nos encontramos con Roberto, que parecía que también iba buscando a Lola.

-Roberto: ¿Quién va primero? <<Dijo riendo levemente>>.

-Cristina: Shhh. 

Cristina le pidió silencio a Roberto de forma amigable y nos hizo a los dos con un gesto manual que entrásemos juntos allí, pero sin hacer ruido.

Lola seguía allí, atada en la mesa con su culo expuesto y golpeado, realmente no nos había escuchado entrar. Cristina se acercó a ella más que nosotros con intención de ponerle aquellos cascos antisonido en los oídos. Cuando estaba realmente cerca Lola pudo sentir algo.

-Lola: ¡Jope! ¡Qué susto!

Cristina le puso aquellos extraños auriculares.

-Lola: No sé quién eres pero por favor ayúdame a correrme, llevo un rato muy cachonda.

Cristina comenzó a hablar, ignorando la petición de Lola.

-Cristina: ¡Ya está! ya podemos hablar. No sabe que estamos aquí.

Cristina miró a Roberto y le habló directamente.

-Cristina: Habíamos salido un momento a coger algunas cosas pero estábamos ahora nosotras, de todas formas puedes quedarte si quieres.

-Roberto: Muy bien.

Parecía haber buena complicidad entre ambos, de hecho cada día en la mansión me demostraba la buena afinidad entre todos los empleados.

-Roberto: ¿Qué vais a hacer?

-Cristina: Marta va a azotar a Lola mientras me masturbo.

¡Aquello me dio mucha vergüenza! Parecía que yo había planeado aquello cuando en realidad era una víctima de los planes de Lola y Cristina, o al menos así me sentía.

-Yo: O sea, me lo han propuesto y al final he acabado accediendo.

De alguna manera intenté excusarme.

-Roberto: ¿Puedo sumarme al plan?

-Cristina: Claro.

-Yo: ¿Azotarla tú también o…?

-Roberto: No sé, tú empieza.

Roberto se sentó y después lo hizo Cristina. Todos estaban en su posición, antes de darme cuenta el momento había llegado, tenía que golpear el bonito culo de Lola con mis manos.

No sabía cómo hacerlo, me sentía mal pensando que le haría un daño físico, aunque a ella le gustase. Me acerqué a ella lentamente, levanté la mano y… le di un suave golpe.

-Lola: ¡Ahh!

Ese grito no fue de placer ni de dolor, fue de sorpresa. Ella tenía el sentido de la vista y el oído anulados, por lo que no sabía que podían hacerle.

-Lola: Ese golpe tan flojito… ¿Eres tu Marta?

¡Me había descubierto! Por alguna razón seguía actuando con cuidado, como si pudiese escucharme, pero Cristina volvió a hablar.

-Cristina: Dale más fuerte.

Volví a golpear uno de sus glúteos, esta vez con más fuerza, pero sabía que era poca cosa en comparación a los azotes que Cristina le estaba dando antes.

-Cristina: Le está gustando ahora más porque no sabe cuándo van a darle.

-Roberto: Ella está chorreando, realmente tiene ganar de correrse, creo que después me la follaré.

Mientras hablaban yo les di algunos azotes más pero algo fallaba, seguramente mi actitud. Lo intenté un par de veces más y Roberto se levantó.

-Roberto: Mira.

Él levantó la manó y le dio en el culo moviendo la mano a gran velocidad, posiblemente el golpe sonó por toda la casa.

-Lola: ¡Ahhhhhh!

Ahora si le había dolido, incluso movía las piernas.

-Lola: ¡Diossss! 

-Roberto: No te cortes, lo está deseando.

-Cristina: Prueba con eso.

Ella me señaló la fusta y yo la cogí sin saber muy bien cómo funcionaba. Creo que ninguno de los dos me dijo nada para que no supiese el daño que podía llegar a hacer ese objeto tan aparentemente inofensivo.

La fusta era pequeña y el extremo era de cuero, realmente parecía un juguete con el que fantasear que golpeas más que para golpear con fuerza. Yo, de forma inconsciente, usé la misma fuerza que estaba usando y recorrí la misma distancia con el brazo mientras sujetaba aquel objeto hasta golpearla.

-Lola: ¡Diossss!

Lola volvió a temblar con mucha fuerza. ¡No le había dado tan fuerte! Entendí que aquel objeto acentuaba el golpe bastante.

-Cristina: Creo que ahora si me estoy poniendo cachonda.

Cristina encendió el vibrador mientras comenzaba a tocarse con la otra mano. Roberto se bajó los pantalones y los calzoncillos dejando su pene erecto al aire. Entendí que iban a masturbarse mientras yo seguía.

Tras el primer golpe vino el segundo. Conseguí la valentía para incluso golpear un poco más fuerte.

-Lola: ¡Ahhhh diossss joder!

Ella movía las piernas como si intentase deshacer sus ataduras. Sus movimientos me hacían sentirme mal pero sus palabras me encendían.

-Lola: Creo que voy a correrme.

El tercer golpe lo di de revés, como si de una raqueta se tratase.

-Lola: Ahhhh…

Miraba hacia atrás y podía ver que Cristina y Roberto se estaban masturbando. Yo decidí golpear de nuevo, dándole el golpe más fuerte hasta ese momento.

-Lola: Jooodeeer, me cago en la putaaaa.

Tras este golpe todo cambió. Ella se retorció de dolor pero algo increíble ocurrió, un hilo de sus fluidos comenzó a caer desde su vagina hasta prácticamente el suelo. Ella comenzó a mover la cadera, intentando encontrar algo con lo que correrse mientras casi lloraba.

Sentí mucha pena al ver que ella estaba realmente cachonda y no podía alcanzar un orgasmo y por si fuese poco al mirar su culo podía ver las marcas de los golpes que le había dado.

Roberto se puso en pie y se acercó hasta Lola mientras se masturbaba, tenía intención de correrse en su cara. Cristina estaba tumbada en el sofá con las piernas abiertas y parecía estar muy cerca del orgasmo, podo parecía fluir sin necesidad de hablar y yo decidí terminar con el sufrimiento de Lola.

Puse dos de mis dedos en su vagina de forma muy superficial, sin llegar a hacer nada especial y ella comenzó a mover la cadera, intentando aprovechar que unos dedos la tocaban.

Rápidamente me bajé las bragas y las lancé sin importante donde caerían. A día de hoy tengo que admitir que no disfruté especialmente con aquellos azotes, pero me puse a 1000 cuando todos comenzamos a masturbarnos allí.

Nunca había metido los dedos en otra vagina por lo que (de forma inconsciente) puse también mis dedos en mi vagina e intentaba hacer lo mismo en mi misma y en ella. Poco a poco le metí mis dedos mientras yo también me los metía, fue excitante sentir como todos sus fluidos llenaron mi mano. Ella estaba tan mojada que me sentía muy implicada y era como si yo también me estuviese igual, era tal la conexión que le pedí algo a Roberto:

-Yo: Quítale el anti ruido.

Roberto le quitó aquellos extraños auriculares mientras seguía masturbándose.

-Yo: Espero estar haciéndolo bien.

-Lola: ¡Marta! ¿Eres tú la que me está tocando?

La vagina de Lola comenzó a tener espasmos. ¿Así se sentía un orgasmo desde dentro? Ella comenzó a gemir, sin duda se estaba corriendo y por si fuese poco Roberto comenzó a eyacular en su cara, manchando incluso su boca y el antifaz. Todos aquellos estímulos provocaron que finalmente yo también me corriese con ellos.

Tras el orgasmo decidí tumbarme en la mesa junto a Lola mientras sacaba los dedos de su vagina y comenzaba a acariciar su culo.

Todos nos quedamos en silencio descansando aunque el orgasmo de Lola duró un poco más, quizás por el placer acumulado, yo solo podía acariciar su culo mientras ella seguía corriéndose pero tras unos segundos ella también pudo descansar.

-Lola: Muchas gracias Marta. <<Decía exhausta>>.

-Yo: No te creas, he sido yo laque te ha estado azotando también.

Lola tardó unos segundos en responder.

-Lola: Eso me pone más aún, ha sido increíble.

Aquí termina este capítulo. Este fue el quinto día de los siete días de pruebas que tenía que superar. Quien iba a decirme que los dos días restantes todavía podían sorprenderme tanto.

Si pulsas aquí podrás ver y leer el siguiente capítulo (excepto si este es el más reciente). Normalmente escribo un nuevo capítulo cada semana.

Comments

Anonymous

Muy, muy, muy excitante ^^